Un primer año, de lujo

Actualizado
  • 02/11/2014 01:00
Creado
  • 02/11/2014 01:00
Brujas de Cachiche celebró su primer aniversario en Panamá con una noche gastronómica a la que asistieron críticos culinarios y prensa 

Hace unos días recibimos la amable invitación de José Marín y Maruja Oliva de Marín, propietarios de la franquicia Brujas de Cachiche en Panamá, quienes ofrecieron a críticos culinarios y prensa una noche gastronómica con la cual se celebró el primer año del restaurante en Panamá.

La velada inició con unos deliciosos cocteles, los clásicos algarrobina y pisco sour y de este último, su su versión con maracuyá.

Se ofreció un piqueo con yuquitas (fritas) a la huancaína y comenzó una amena conversación sobre claro, la gastronomía peruana y el prominente lugar que está logrando alrededor del mundo.

‘La gatronomía peruana se ha dado a conocer en el mundo en un tiempo relativamente corto, hace unos 10 años, pero siempre estuvo allí, nos jactamos (los peruanos) de tener 5 mil años de gastonomía en el Perú’, afirma José Marín.

Pero reconoce que el reconocimiento de esta vasta gastronomía tardó en llamar la atención, un poco por desorganización. Afortunadamente dice, ‘personas con muy buena visión de futuro y también visión socioeconómica, lograron organizar todo esto, tecnificarlo, estandarizarlo de alguna manera, para poder ofrecerlo como un producto al mundo’, asegura.

Esto sería solo cuestión de tiempo, pues el éxito de la gastronomía peruana se debe a su variada geografía que permite el uso de productos en alta calidad y variedad y a las influencias de fogones de otros países (Japón, China e Italia) que Perú ha tenido a lo largo de su historia. a de forma significativa.

Pero si bien el boom gastronómico de Perú no tiene tanto tiempo, más lo tiene el restaurante Brujas de Cachiche, que justamtente para estas fechas ha cumplido 24 años de ofrecer un afianzado menú de cocina tradicional peruana. ‘Tenemos platos de todas las regiones, platos muy antiguos y otros más modernos’, dice Marín, y como muestra, el delicioso menú que se ofreció esa noche, con algunos clásicos y unas muy bien logradas fusiones.

Como opciones de entrada, el chicharrón de cerdo a la miel de pisco y uvas; trozos de lechón reposados en pisco quebranta hervidos y hechos crocantes en perol en una miel de pisco y uvas y el tiradito Brujas de Cachiche, finas láminas de pescado del día, trozos de pulpo y camarones marinados al limón, con ají, perejil y aceite de oliva extra virgen, acompañado de cortes de aguacate, juliana de cebollas y maíz.

Para el plato fuerte la elección sería entre la corvina a lo macho con tacu tacu pallares, un filete de corvina presentado en salsa de marisco al punto de ajíes, acompañado con un tacu tacu de pallares (habas), y el quinoto al aji amarillo con cordero al vino tinto.

El quinoto no es más que quinua peruana cocida en coral de ají amarillo y fondo de cordero acompañado de cortes de cordero marinados en chicha de jora, ajíes peruanos y vino tinto. Unrisotto elaborado con quinua perlada.

Llegamos a los postres y no podía faltar el clasico suspiro de limeña, hecho con dulce de leche y yemas, cubierto con un dulce merengue y el postre favorito de la casa, el Gran alfajor del obispo con helado de vainilla. Su receta es antigua, era justamente la que se hacía para ofrecer al obispo un postre delicioso. Las galletas están rellenas con dulce de leche y el helado de vainilla está decorado con sirpoe de fresas.

‘Estamos muy complacidos con la acogida que hemos tenido en Panamá y con esta comida queremos decirles que aquí seguimos’, dice Marín.

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