Poco a poco se recupera el marañón

Actualizado
  • 28/03/2021 00:00
Creado
  • 28/03/2021 00:00
Los hongos que han diezmado los árboles de marañón en los últimos años aun persisten, pero se ve una mejoría en la producción de estos frutales. Aproveche y prepare un rico dulce de marañón
Poco a poco se recupera el marañón

El domingo de ramos marca el inicio de la Semana Santa, conmemoración que relacionamos siempre con unos días en el interior de la república, el respectivo olor a quema de herbazales, el canto de las chorotecas y las cigarras, y claro, el marañón.

Los árboles de este fruto son muy utilizados como cercas vivas. Muchos en su niñez se aventuraron a entrar a un potrero ajeno para buscar la jugosa recompensa de un par de marañones y comerlos allí mismo, bajo el árbol, y que su jugo corriera desde la mano hasta el codo. Las regañinas por la ropa manchada por el jugo del marañón también formaron parte de esas tradiciones de Semana Santa, así como las quemadas en los dedos por la falta de paciencia a la hora de asar las pepitas.

El marañón es altamente perecedero. En su punto de madurez es muy frágil y su tiempo de vida es corto. Por ello, además de la preparación de una jarra de chicha, en las cocinas se invertía cierto tiempo para preparar el dulce de marañón: una conserva que se corona con las pepitas asadas.

“El dulce de marañón, entre otros dulces típicos de la temporada, se destaca porque es una fruta de verano, coincide con nuestras fiestas de Carnaval y luego con la Semana Santa,”, dice la chef Fifita Bichili.

“Crecí viendo palos de marañón; recuerdo los marañones amarillos, que casi ni se ven, y los rojos que son los que ahora se encuentran y cada vez escasean más”, comenta.

Sobre la fruta, la cocinera asegura tener un sabor muy interesante porque cuando uno la come “sientes que te aprieta la boca”, por su alta astringencia. Pero a pesar de ser una fruta humilde, tiene muchos atributos. “Tiene vitaminas B1, B2, vitamina E, calcio y magnesio, estos dos últimos muy buenos para quienes tiene problemas de digestión, tiene un alto contenido en fibra y diversos ácidos grasos. Además es muy buena para fortificar la memoria”, asegura.

“Lo rico no es solo hacer el dulce, sino también asar las pepitas de marañón”, afirma Bichili, quien disfrutó los veranos de su infancia en Punta Chame. “Ponerlas sobre una hoja de cinc , ver cómo se van quemando y botan el aceite, y al final uno tiene su pepita de marañón, que igual se le incorpora al dulce”, detalla.

Poco a poco se recupera el marañón

Con el tiempo, algunas de estas costumbres se han perdido. Aunque el marañón tiene su público y en las últimas décadas sus pepitas lograron una mayor comercialización, esta no rinde como para pensar en una plantación. Sobreviven los árboles a orillas de los caminos, patios y fincas, pero desde hace algunos años los árboles han sido afectados por un hongo que poco a poco está acabando con ellos.

“Es preocupante que desde hace años se viene escuchando que le ha caído una plaga al marañón y que no se haya podido erradicar. Habría que hacer el esfuerzo de sembrar nuevos plantones, sería interesante ver la posibilidad de exportar la fruta en cierta época del año”, analiza la chef, quien considera que “hay que darle más importancia a los productos autóctonos de nuestra región”.

La investigación

En el año 2017 se empezó a notar que los árboles de marañón estaban siendo afectados por una enfermedad. De a poco, de árboles frondosos pasaban a ser un esqueleto que había perdido flores, hojas y ramas. Para el año 2018, la pérdida de flores resultó en una completa ausencia de frutos. El Instituto de Innovación Agropecuaria de Panamá (Idiap) decidió investigar Causadías y el ingeniero Melvin Jaén.

“Desarrollamos esa investigación en el laboratorio de microbiología agrícola que tiene el Idiap en Río Hato, en el centro de Recursos genéticos, y logramos la identificación de tres hongos que provocaban una sintomatología similar a la observada en los árboles de marañón, que en ese momento se denominó 'muerte descendiente' del marañón”, cuenta el Dr. Rito Herrera. Se consideraron diversas variables como la temperatura, humedad y velocidad del viento, entre otras, y lo que saltaba a la vista es que particularmente en esos años se registró en el país aumento en las temperaturas nocturnas.

Un árbol de marañón completamente seco debido a la acción patógena de los hongos. Al lado un árbol sano.

Y los hongos, son organismos eucarióticos, multicelulares, a los que una temperatura alta favorece su multiplicación. Tres hongos fueron identificados: Colletotrichum gloesporoides, Pestalotia heterocornis y Lasidiodiplodia theobromae, organismos que regularmente conviven con los árboles de marañón, pero en ese momento se convirtieron en patógenos para el árbol.

Como parte de la investigación, los funcionarios hicieron un recorrido a nivel nacional en el que observaron que regiones como las provincias centrales, la enfermedad causó grandes afectaciones, mientras que en la provincia de Bocas del Toro no encontraron la enfermedad.

Se observa la 'muerte descendiente' del árbol

“Puede deberse a causas climáticas, sin embargo, Bocas del Toro es un área húmeda también y probablemente esos árboles sean resistentes al ataque de estos hongos. Pero eso quedó allí, luego vino la pandemia y no pudimos realmente avanzar mucho el año pasado”, lamenta Herrera.

Hoy

La situación actual no es la misma que en 2018 y 2019. “He estado haciendo recorridos en estos meses y he visto que los árboles de marañón han floreado y están produciendo. Hay una recuperación que no es del 100% pero sí es una recuperación en relación con el año 19. En 2020 se notó algo, pero este año es más evidente la recuperación, aunque es lenta”, asegura.

Los hongos actúan desde las las flores y hojas hasta la raíz.

Esto no resta que la enfermedad sigue presentándose. “En el Idiap tenemos un proyecto que lidera el ingeniero Melvin Jaén, especialista en fungicultura de la institución y que tiene como objetivo la incorporación de nuevo material genético que pudiera ser resistente a estos patógenos”, detalla. Y es que en otros países del continente como en Brasil o mucho más lejanos como África Ecuatorial, también se han manifestado afectaciones en los marañones. “En Brasil se ha logrado obtener variedades de marañón que son resistentes a estos patógenos”, explica Herrera. Sin embargo, la realidad de Panamá y la de otros países donde se da el marañón no es similar por la simple razón de que Panamá no tiene una industria de anacardos o nueces de la India, como se llama a sus semillas que tostadas, tienen una gran demanda.

Esto hace más complicada la solución pues en Panamá, un grandísimo porcentaje de árboles de marañón son de traspatio. “Hay muy pocas fincas, creo que en el área de Aguadulce sí había un par de productores porque había una compañía que se dedicaba a comprar las nueces o ñonga para obtener las pepitas de marañón”, comenta.

Indicasat también lleva a cabo una investigación sobre la plaga del marañón, ed la que está a cargo el Dr. Luis Mejía.

En este escenario, el uso de fungicidas agroquímicos que pudiesen controlar la enfermedad no es una solución práctica pues tocaría fumigar el marañón - árboles que pueden ser de gran tamaño -, desde el dosel y que la enfermedad está extendida, con el consecuente problema de salud pública que traería para los residentes del área.

Otro problema es que se detectó que la enfermedad está presente desde la semilla, así es que desde allí se ve comprometida la sanidad del árbol.

Pero la investigación debe ser retomada para poder conocer más detalles que permitan atacar con mayor efectividad la enfermedad que está diezmando estos árboles frutales.

“Actualmente estamos tratando de retomarla, pero ya básicamente buscando algunas medidas que contribuyan, no a reintroducir, pero sí a obtener variedades de marañón que sean resistentes a los patógenos que afortunadamente logramos identificar”, sostiene el investigador.

A esto debe sumarse una poda sanitaria de los árboles enfermos para evitar la expansión e la enfermedad.

Existe poca evidencia para determinar qué factores han influido en la lenta recuperación del marañón. Entre los pendientes de los investigadores es revisar las bases de datos de la temperatura nocturna en los dos últimos años, verificar si es que ha habido un factor estresante para los hongos, o si el organismo de los árboles se ha adaptado y haya logrado controlar a los patógenos. Hay que seguir investigando.

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Mientras tanto, Herrera disfruta de algunas recompensas. “En estos días recogí un montón de marañón cerquita de Penonomé, por el Parque eólico. Hay marañones. Si dijera que estamos igual que en el 18 o 19 le estaría mintiendo. Si me hubiera hecho esta entrevista en el 19, le hubiera dicho, como le dije a algunos periodistas que estuvieron pro acá, que la cosa está complicada. Hoy usted puede salir y ver que hay marañones; no serán del mismo tamaño que hace cuatro o 5 años, no los hay en la misma cantidad, pero sí hay, concluye.

El fruto

El marañón consta de dos partes: el pseudofruto y la nuez, donde se aloja la semilla. El pseudofruto es el resultado del desarrollo del pedúnculo en una estructura carnosa característica de esta planta que se desarrolla y madura posteriormente a la nuez.

A pesar de que esta parte del fruto posee un gran potencial, se estima que menos del 10% de su producción total actual es aprovechada, porque el interés comercial está en la semilla que tiene una alta demanda como snack, en la repostería y también por su aceite que es muy utilizado en la industria química.

Originario de Centroamérica, del nordeste de Brasil, la costa de Colombia y el sur de Venezuela, el marañón también es conocido como anacardo, nuez de la India, merey, cajú (de allí, en inglés cashew) ,cajuil o caguil.

DULCE DE MARAÑÓN
La chef Fifita Bichili anima a quienes hayan logrado una cosecha de marañón, a que preparen un rico dulce.
Ingredientes:

12 marañones

1 taza de azúcar

½ taza de semillas de marañón asadas y peladas

1 cdta. de sal

½ cdta. de nuez moscada

½ cdta de clavos de olor.

Procedimiento

- Colocar el agua y el azúcar en una olla, mezclar bien hasta  que esté totalmente disuelta creando un almíbar.

- Cortar los marañones en cuadritos pequeños, habiendo lavado y retirado previamente las semillas, también la parte del centro para evitar que se amargue la preparación.

- Agregar los marañones cortados en el agua con azúcar (almíbar), tapar la olla y dejar que se cocine hasta que el agua se reduzca y los marañones hayan cambiado a un color más oscuro y estén desmenuzados.

- En este punto de la preparación se deben agregar las pepitas de marañón ya asadas y peladas; también agregar la nuez moscada y la sal.

- En este último paso baje el fuego y remueva contantemente hasta que la preparación tenga poco líquido y haya espesado al punto deseado, y listo.

Deje refrescar, y a servir.

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