- 18/06/2010 02:00
N adie hincha por el. Ni lo felicita cuando termina un partido o lo aplaude por una decisión acertada. El árbitro es aliado y enemigo al mismo tiempo. Pero sobre todo, es lo único que resta dentro de una cancha que es 100% humano.
Los jugadores gozan, sin quitar sus capacidades, de la evolución textil de las camisetas; de los tacos cada vez más ligeros y los cuidados médicos de última generación con los que salen a la cancha a deleitar a los fanáticos. El árbitro, el ‘ladrón’, el ‘vendido’, sólo cuenta con el entrenamiento recibido, un silbato y su rápida capacidad para percibir y decidir.
Y es aquí donde me quito el sombrero -como pocas veces- ante la decisión de Joseph Blatter de no permitir la repetición instantánea durante los juegos de fútbol.
Todos queremos que gane el mejor equipo, con justicia y autoridad, es verdad. Pero me gusta pensar que el fútbol todavía es de humanos y no de máquinas. Para bien o para mal.
Mucho se ha hablado de los errores arbitrales en lo que va del presente Mundial. Para no ir más lejos, hoy Estados Unidos sufrió la anulación de un gol válido que coronaba una épica remontada, pero así es el ser humano.
Es muy fácil opinar basados en cientos de repeticiones desde distintas cámaras y con tranquilidad. Ellos, los árbitros, sólo tienen dos segundos.
Si exigimos justicia y objetividad, ¿cuántos hinchas han escuchado que se quejan de que su equipo haya ganado con un gol que hasta un topo podía ver que no era válido? Seamos parciales.