Editorial

Actualizado
  • 02/07/2014 02:00
Creado
  • 02/07/2014 02:00
Se ve tan lejos...

Los panameños siguen padeciendo de la fiebre de Brasil-2014. Todos se visten con colores ajenos y gritan los goles de aquellos cracks lejanos.

¡Y eso es normal! ¡No hay nadie que se resista! Pero acaso en estos días nos hemos preguntado: ¿Cuándo llegaremos a nuestro primer Mundial?

La fiesta VIP se ve cada vez más lejos para Panamá. México, Estados Unidos y Costa Rica siguen creciendo y las distancias se están alargando.

Panamá vive sumergido en una liga mediocre en lo futbolístico y en una estructura conformista e inexperta en la administración deportiva.

Estuvimos cerca de Brasil-2014, es cierto, pero no llegamos. No solo se perdió 9 millones de dólares, sino la vitrina interplanetaria.

La generación más talentosa, pero menos exitosa de Panamá envejece. Baloy, Blas, Tejada y Escobar no llegan a Rusia-2018. ¡No nos engañemos!

Da dolor y alegría a la vez ver el desarrollo de Colombia y Costa Rica. Ellos ven al fútbol como religión y lo consumen como Coca Cola.

En Panamá es solo una fiebre. Una fiebre que dura un mes y que se alivia con la acetaminofén de la falta de identidad que hay por la LPF.

‘Bolillo’ tiene el más grande reto de su vida: cambiar la mentalidad de los dirigentes, fanáticos, futbolistas y políticos. ¡Nadie se salva!

Hernán Gómez debe preparar un exorcismo mental superior al que realizó con Ecuador. No es imposible, pero costará muchas canas y rabias.

La Fepafut debe dejar trabajar a los que saben sí quieren fabricar el sueño mundialista a partir del 14 de julio.

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