La jugada tica que se les puede convertir en autogol

Actualizado
  • 01/11/2023 00:00
Creado
  • 01/11/2023 00:00
Buscando acomodarse mejor para los cuartos de final de la Liga de Naciones, la dirigencia costarricense acordó desprenderse del derecho a ser local en el segundo partido, al resultar Panamá el rival a enfrentar; ahora lamentan la decisión tomada
A Claudio Vivas, el entrenador de Costa Rica, le sorprendió que le dejaran sin la opción de cerrar en casa. El exasistente técnico de Marcelo Bielsa en la Selección Argentina (1998-2004) no gusta de dar ventajas, aunque sean mínimas.

Las selecciones masculinas mayores de Costa Rica y Panamá se juegan en noviembre abrazar 2024, no solo con buenos deseos, sino también con una agenda internacional jugosa en proyección deportiva y alentadora para sus arcas económicas.

El ganador global de los dos encuentros correspondientes a los cuartos de final de la Liga de Naciones de la Concacaf 2023-24 sumará a su bitácora del año próximo –en la que ya tiene incluida las eliminatorias regionales para el mundial 2026– dos participaciones adicionales: las semifinales de la Liga de Naciones y, sobre todo, la clasificación directa a la Copa América 2024 Conmebol, un bono que se mide por su peso internacional, en quilates.

Para estos dos encuentros los ticos estuvieron cómodos en “modo espera” debido a que su posicionamiento entre las cuatro naciones mejor clasificadas de la Liga A, según el ranking de la Concacaf de marzo, los plantó junto a Estados Unidos, México y Canadá, en los cuartos de final sin tener que afrontar y superar una fase previa; como sí le correspondió a Panamá hacerlo contra Martinica, Guatemala y Curazao.

Ese privilegio ganado por méritos futbolísticos también incluía en el reglamento de la competición, el derecho de los ticos a escoger dónde se jugaría el primer partido de la serie y, por ende, definía dónde se jugaba el de cierre.

En el Ricardo Saprissa, un recinto con césped natural y un diseño arquitectónico que acerca a la afición al terreno, por lo que le llaman La Cueva, buscarán una diferencia clara en el primer partido para restarle protagonismo al Rommel Fernández.

En el fútbol, en las series a partido de ida y vuelta, se ha considerado siempre que cerrar en casa da unas ventajas de las que todos quieren disponer, aunque ello no sea garantía de obtener un resultado favorable. La motivación que imprime a la selección el respaldo intenso de su afición en la tribuna, y la presión que el ambiente puede ejercer sobre el árbitro, al decidir sobre jugadas muy ajustadas, es aconsejable tenerlas primordialmente para el partido de cierre.

Contrario a este criterio universal, los ticos informaron con anterioridad a la Concacaf que escogían jugar el primer juego en casa y el segundo de visitante.

El porqué del movimiento

Hoy los ticos lamentan con golpes de pecho su decisión, que dejó el calendario con el primer partido el 16 de noviembre en Costa Rica y el de cierre en Panamá, el próximo 20 de noviembre.

Además, visto a la distancia, también puede beneficiar a Panamá si al concluir este segundo partido, ambos equipos están empatados en todo (puntos, diferencia de goles); deberán jugar entonces una prórroga de dos tiempos de 15 minutos, y de persistir la paridad, se decide desde el punto penal. De darse, con el estadio Rommel Fernández de escenario y la afición panameña empujando, se entiende que hay un plus para Panamá.

El desacierto de los dirigentes se conoció después de la clasificación de Panamá a los cuartos de final como primero de su grupo, crispando el ámbito futbolístico tico que se sintió desairado por las evasivas de algunos dirigentes del anterior comité ejecutivo de su federación.

Según la nota periodística de Milton Montenegro en el diario La Nación, una fuente le comentó lo sucedido en declaraciones bajo la figura y la condición del anonimato: “Concacaf nos dio la opción de escoger entre jugar el primer partido en casa o de visitante, y decidimos que era mejor empezar en casa, sin saber que nos tocaría enfrentar a Panamá. En ese momento pensábamos que el rival sería una selección del Caribe, como Jamaica o Trinidad y Tobago, y organizar una logística para el Caribe resulta complejo, especialmente porque se reducen los días de entrenamiento”.

Esa misma fuente señaló que la decisión fue consultada para su aprobación con el entonces técnico de Costa Rica Luis Fernando Suárez, quien la avaló. “Lo que me sorprende es que en el comité ejecutivo actual hay cuatro miembros del comité ejecutivo anterior, y el exsecretario general sigue en la Federación, pero ahora parecen sorprenderse por la decisión, cuando todo el mundo estaba informado”.

Limón en el rasguño

Al desliz se le sumó, para condimentar el ambiente, la valoración positiva del momento actual de la selección canalera. Hoy Panamá figura en el puesto 44 del ranking FIFA de octubre, y Costa Rica está por debajo, en el 46. La estadística a mano indica que Panamá, desde hace siete años, viene presentándoles una respuesta deportiva a la altura de la rivalidad, que incluye las eliminatorias para Rusia 2018 con 'Bolillo' Gómez en la conducción, y luego con Thomas Christiansen desde que el entrenador danés asumiera la dirección técnica.

Fue en Costa Rica donde Christiansen abrió su gestión en octubre de 2020, ganando de visitante los dos partidos amistosos programados, para posteriormente en las eliminatorias para la Copa Mundial Qatar 2022, empatarles aquí 0-0 y caer allá 1-0; un partido que a la postre sería un resultado fundamental para los ticos que lograrían el cupo del repechaje, clasificando luego al mundial al superar a Nueva Zelanda en esa instancia.

En la Liga de Naciones de la Concacaf 2022-23, los panameños los superaron aquí 2-0, como en San José venciéndoles 1-0, para meterse en las semifinales. Lo harían nuevamente en la pasada Copa Oro al derrotarles 2-1 en la fase de grupos. A Panamá le motiva jugar contra Costa Rica, la siente accesible, tiene herramientas tácticas y cualidades técnicas para superarles, mientras que Costa Rica se encuentra en un momento dubitativo porque no logra concretar una renovación generacional que le llama a la puerta como la luz sirena en urgencias.

A la Selección de Panamá la recibirán en el estadio Ricardo Saprissa, un recinto en donde la selección costarricense vuelve a jugar oficialmente tras cuatro años sin utilizarlo; la última vez fue el 17 de noviembre de 2017.

En el hogar del Deportivo Saprissa, club donde juega Fidel Escobar, con su césped natural y su diseño arquitectónico que acerca a la afición al terreno –por lo que le llaman La Cueva–, buscarán marcar una diferencia clara en el resultado para restarle al estadio Rommel Fernández el impulso y la incidencia que ganó con el desacierto de sus dirigentes.

Al argentino Claudio Vivas, su director directivo y entrenador interino para estos dos partidos, no le gustó que le dejaron sin el paso adelante que le daba la localía en el cierre. Intentará de entrada desconcertar a un Panamá que se ha habituado a un estilo de juego costarricense, por lo que no sería extraño que sorprendiera en la lista de convocados con algunos de los jugadores de la Sub-23 que han estado bajo su mando, mostrando cualidades en los dos encuentros amistosos de octubre ante la Selección Colombia Sub-23, como Jordy Evans, Kenneth Vargas o Warren Madrigal, a quienes promocionan como “la próxima generación”. Esta será la primera ocasión en la que Claudio Vivas enfrente a Panamá.

Independientemente del resultado allá, la afición panameña debe volcarse con su selección el 20 de noviembre. Es un partido trascendente y los jugadores estarán entregados para buscar darle a la afición una nueva noche de alegría en el Rommel Fernández, demostrando que cerrar de local tiene peso, más aún si es un regalo de tu rival.

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