El Milan lo intenta de nuevo

Actualizado
  • 17/10/2019 00:00
Creado
  • 17/10/2019 00:00
Uno de los equipos de fútbol más grandes de Europa y del mundo parece arrastrar en los últimos tiempos un manto gris, matizado por un juego ineficaz y resultados polvorientos

Un comienzo de temporada frágil y pálido llevó al AC Milan a cambiar de entrenador en tiempo récord para la institución. Apenas poco más de 100 días para decirle adiós a Marco Giampaolo y darle la bienvenida a Stefano Pioli, quien despierta más incertidumbres que esperanzas entre los seguidores milanistas. El Milan, uno de los más grandes de Europa y del mundo, parece arrastrar en los últimos tiempos un manto gris, matizado por un juego ineficaz y resultados polvorientos. ¿Será Pioli el mensajero de mejores tiempos milanistas? ¿Será acaso la salida de un túnel plagado de cenizas?

Resulta difícil cuando vemos al antes poderoso AC Milan deambulando con espíritu afantasmado por los campos de la Serie A. Es duro observarlo envuelto en telarañas, en los rincones de la tabla de posiciones del torneo italiano, el cual dominó en décadas pasadas. Es complicado creer que esta es la institución con mayores títulos en la Copa de Europa/ Uefa Champions League solo por detrás del Real Madrid.

Hoy, el equipo que algún día se identificó como los diavolos, a pocos o nadie asusta, mientras languidece en el puesto 13 de la Serie A. La inestabilidad es evidente y solo bastaría, para constatarla, el hecho de que el entrenador, apenas nombrado 100 días atrás, ya haya sido reemplazado. Stefano Pioli acaba de asumir los puestos de mando del Milan, en reemplazo del brevísimo Marco Giampaolo, que duró mucho menos de lo esperado en su cargo.

¿Podríamos descifrar cuales fueron los factores que llevaron al Milan de los resplandores de gloria a la más gris mediocridad? Un factor muy importante es sin duda el económico. Dejando de lado a políticos fagocitadores, existen situaciones como el hecho de que los clubes italianos no poseen estadios propios (si exceptuamos a la Juve, y esta situación es muy reciente), lo cual los priva de ingresos considerables.

El Milan intentó la construcción de su estadio a fines de la década del 2000, pero las gestiones no resultaron exitosas. Sin embargo, se gastaron mucho dinero en planeaciones y diseños, resultando en una suma de esfuerzos que terminaron siendo estériles.

A eso hay que añadir una severa recesión económica y a unos débiles ingresos obtenidos por la televisión internacional, esto gracias en gran medida a lo poco atractivo de la liga italiana por sus tendencias ultradefensivas, que incluso han afectado a los propios aficionados nacionales, que van despoblando cada año los estadios.

Llega ahora Pioli al Milan y, una vez más, los “diavolos” de las tribunas dejan entrever chisporroteos de esperanza, aunque estos sean muy leves y rodeados de dudas y un espeso escepticismo. ¿Quién es Pioli? ¿Es acaso lo que el Milan necesita? De salida, el pueblo milanista parece pensar que los méritos de su nuevo entrenador no son suficientes.

Desde el momento en que Pioli fue contratado, las redes se inundaron con el hashtag #fuerapioli, que fue mencionado en por lo menos 34,000 tuits. Luciano Spalletti era el claro favorito para ocupar el banquillo del Milan, sin duda por el fútbol atractivo que despliegan sus equipos y su presencia constante en Champions (en sus 9 temporadas con Roma e Inter, Spalleti estuvo 8 veces en el mayor torneo de clubes europeos). Lo que se espera de Pioli es un impacto inmediato en la atmósfera interna del club. Es un entrenador que sabe conectar con sus jugadores, mientras los hace sentirse respaldados.

En cuanto al estilo futbolístico, seguramente veremos un Milan presionando desde arriba con notoria intensidad, utilizando marcas arriesgadamente personales y un juego abierto en ataque, con extremos técnicos y profundos.

Es cierto: Pioli no trae trofeos en su equipaje y sus logros deportivos han sido escasos. Estamos frente a una nueva apuesta de un club que parece jugárselo todo a una sola carta, quizás con la esperanza de una insólita victoria en medio de su reciente y tortuoso recorrido. Bien reconocida es la calidez humana de Pioli, demostrada en decenas de gestos solidarios hacia sus jugadores, como el simbólico tatuaje que se hizo para homenajear a Davide Astori, poco después de la muerte del capitán de la Fiorentina.

Siempre Pioli se la juega por sus futbolistas y habitualmente encuentra respuestas positivas. Quizás eso es lo que busca la dirigencia: unidad, sentido de cohesión, respeto mutuo, lealtad incontestable. La verdad, no son metas insignificantes y podrían convertirse en el punto de partida de mejores vivencias y aún mejores resultados. Por ahora ya se han manifestado algunos de los más significativos símbolos milanistas. Kaká le deseó suerte a Pioli, intentando expresarle modestas dosis de optimismo, aunque podría jurar que la voz le temblaba levemente, mientras expresaba sus augurios.

Por su parte, el pétreo, antiguo capitán, Alessandro Nesta mostró cierto optimismo, aunque aprovechó la ocasión para definir la posición de entrenador del Milan, como una “trampa mortal”, término más que adecuado, sobre todo si consideramos que desde la salida de Allegri en 2014, ya son 8 entrenadores los que han pasado por el feudo milanista.

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