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Brasil trata de aprovechar estadios nuevos
- 20/12/2014 01:00
- 20/12/2014 01:00
La historia se repite: estadios construidos para una Copa del Mundo se están convirtiendo en elefantes blancos.
Ahora es Brasil el que sobrelleva el peso de los estadios recién construidos en los que resuenan los gritos de algunos centenares de fanáticos y que se ven obligados a ofrecerse para bodas, fiestas infantiles y eventos religiosos con tal de generar algún ingreso.
Al finalizar la Copa, embargaba a Brasil una sensación de orgullo por haber organizado con éxito el torneo más importante del fútbol mundial.
Quedaban como legado una docena de instalaciones modernas que, según las autoridades, ayudarían a revitalizar el deporte en el país. Pero a seis meses de la final en el remodelado Maracaná, Brasil aún busca la manera de aprovechar los flamantes estadios.
Aunque funcionaron bien durante el Mundial _a pesar de retrasos en la construcción que hicieron peligrar los preparativos_, no todos los estadios son aprovechados al máximo de sus posibilidades.
Lo mismo sucedió con muchas sedes construidas en Sudáfrica para el Mundial 2010, y podría suceder en Rusia y Catar, que han obtenido las sedes de 2018 y 2022, respectivamente.
Algunos estadios brasileños han demostrado ser rentables para sus dueños al incrementar la afluencia de público y beneficiar a los clubes locales.
Pero es evidente que otros corren el riesgo de convertirse en los temidos elefantes blancos, tal como advertían sus detractores mucho antes del inicio del torneo.
Los organizadores brasileños del Mundial insistieron en realizarlo en 12 sedes a pesar de los temores de la FIFA y la indignación de los detractores por el dinero invertido en la construcción o renovación de los estadios, muchos de ellos en ciudades carentes de tradición futbolera. ‘No cabía duda de que se construirían elefantes blancos’, dijo Victor Matheson, especialista en economía deportiva en la Universidad Holy Cross. ‘Brasil se excedió con 12 estadios en lugar de 10 u ocho. Los políticos locales se dejaron arrastrar por el frenesí de la Copa. Podemos identificar tres o cuatro estadios que no tienen el menor sentido desde el punto de vista económico’.