Rivera, Pincay y Saladino, nombres memorables del deporte panameño

Actualizado
  • 17/04/2023 00:00
Creado
  • 17/04/2023 00:00
En el Siglo XIX la práctica deportiva se volvió un denominador común en las principales plazas de los pocos pueblos existentes
El serpentinero Mariano Rivera se constituyó en el número uno en juegos salvados en las Mayores.

El deporte panameño ha tenido momentos y hechos inolvidables que marcaron una época, un antes y un después para sus protagonistas y, claro está, para el propio país.

Desde que alguien tomó a Panamá a mediados del siglo XIX, como un lugar adecuado para la práctica de alguna actividad, tratando de matar el ocio o imitando lo observado en otras latitudes, inició una fiebre que jamás bajaría su temperatura.

En efecto, la práctica deportiva se volvió un denominador común en las principales plazas de los pocos pueblos existentes, cuando se trataba de conmemorar un acontecimiento.

Esto último se comprueba en el libro Apuntamientos históricos (1801-1840), del periodista panameño Mariano Arosemena, quien señaló que: “El día de fiesta (los pueblerinos) lo empleaban lidiando toros, corriendo a caballo, o peleando gallos”.

El boxeador Roberto Durán ganó cuatro títulos, el segundo de ellos con gran significado en nuestra historia deportiva.

“Las peleas a puño, o sean los pujilatos, eran de todo tiempo, pero especialmente los domingos de Ramos, en cuyos días los hombres enemistados combatían bárbaramente, hasta que alguien los quitaba del puesto de la pelea”, añadió.

Por su parte, el médico canadiense Wolfred Nelson, en su obra Cinco años en Panamá (1880 a 1885), indicó que, en las celebraciones por la fecha de independencia, algunos parroquianos “se dedicaban a corridas de toros, carreras de caballos, bailes de máscaras y a otros deportes”.

Definitivamente que hay otros libros y apuntes, pero el artículo de hoy no se trata de ellos, y como inicio buscamos mostrar desde cuándo hubo actividad, algunas alejadas totalmente de la esencia del deporte, pero que así eran definidas en esas lejanas épocas.

Si hacemos una rápida reflexión sobre el asunto, podríamos decir sin ningún equívoco, que en Panamá se han registrado decenas, cientos y hasta miles de acontecimientos memorables en lo referente al deporte.

Irving Saladino se constituyó en una de las principales figuras, al obtener la primera medalla de oro olímpica de nuestro país.

No obstante, y aquí viene el asunto que nos concierne, cuántos realmente significaron, como marcamos en el primer párrafo, una época o un antes y un después en nuestro país.

Acción y efecto

Escribir sobre todos o la mayoría de los momentos memorables, que han significado algo en el concierto deportivo panameño, sería osado y quizás harían falta todas las páginas de La Estrella de Panamá.

Pero más allá de eso, sería atrevido tratar de hacerlo, porque sería hasta cierto punto una escogencia subjetiva y, hasta ahora, no he conocido a ninguna persona, que sea dueña de la verdad absoluta.

Es por ello que he marcado solo diez hechos, significativos en nuestro devenir deportivo; pero que insisto, se enmarcan solo desde mi óptica, buscando más que nada enriquecer la poca biografía que hay sobre la materia.

Sin ánimo de darle más relevancia a un hecho sobre otro, preciso que hay tres sobre boxeo, dos de atletismo, dos de béisbol, una de fútbol, otra de baloncesto y una más sobre hípica.

De Brown a Durán

Tres de los hechos más relevantes fueron las coronaciones de Panamá 'Al' Brown e Ismael Laguna, y el segundo título obtenido por Roberto 'Mano de Piedra' Durán en su carrera.

El cetro ganado por Brown no solo significó el primero para nosotros sino para toda Latinoamérica, cuando Panamá aún no era consciente de ser realmente un país, y la economía empezaba a manifestarse.

Brown alcanzó el título en junio de 1929 de manos del español Gregorio Vidal y llegó a Panamá, tras casi cinco años de ausencia, para ser recibido con honores en su provincia natal y en la presidencia de la República.

Luego llegó la coronación de Ismael Laguna el 10 de abril de 1965 de manos del boricua Carlos Ortiz, hecho que marcó una nueva era en el boxeo istmeño, y que representó apenas el segundo título obtenido por un panameño.

Finalmente, está la consecución de un segundo fajín por parte de Roberto Durán, que le confirmó a todo Panamá el estar frente al más grande atleta nacido en este país.

La brillante trayectoria lograda en su carrera hasta ese momento, la coronó la noche del 20 de junio de 1980, cuando superó por puntos al ídolo norteamericano Ray Leonard.

LaBeach y Saladino

Si hay un termómetro que mide la calidad del deporte que se practica en un país, a mi entender, son los juegos Olímpicos, donde solo se dan cita y triunfan, los llamados en un momento determinado a hacer historia.

Ese fue el caso del capitalino Lloyd LaBeach, quien mostró el talento y la calidad del atleta istmeño, cuando visitó el podio en dos ocasiones en las Olimpiadas de Londres en 1948.

En efecto, LaBeach obtuvo dos medallas de bronce al obtener el tercer lugar en las pruebas de los 100 y 200 metros planos.

La actuación magnífica fue coronada seis décadas después, cuando el colonense Irving Saladino alcanzó los máximos honores del salto de longitud de los juegos de Beijing 2008, con un esfuerzo de 8.34 metros.

Saladino venía con un buen paso, demostrado un año antes, cuando obtuvo el campeonato mundial en la especialidad, convirtiéndose en el primer panameño en lograr ambos títulos.

Del básquet al fútbol

Uno de los deportes que ha perdido brillo y competitividad es sin duda el baloncesto, disciplina que hasta finales de los años 80 era considerada entre las que más aficionados amasaba.

Una de las razones de su popularidad era por la gran calidad mostrada, en cuantas competiciones internacionales participaba desde los años 30 del siglo pasado, y lograba casi siempre estar en el podio.

En mi opinión, la que coronó esas actuaciones fue el primer lugar en los Centroamericanos y del Caribe del 70, porque al darse la competencia en nuestro país, el pueblo hizo suya la medalla obtenida.

Es cierto que se han dado otros triunfos memorables e inclusive, una medalla en unos juegos Panamericanos, logro jamás obtenido por otro colectivo, pero lo que aconteció en Panamá hizo que se envolviera en telas doradas, los nombres de los miembros de ese quinteto.

En este aparte debo colocar al fútbol y no necesariamente por lo hecho hasta ahora, sino por la clasificación a la Copa del Mundo de Rusia 2018.

Panamá hasta ahora no ha logrado ganar absolutamente nada, pero obtener por vez primera la clasificación a la máxima competencia de la disciplina más popular del mundo, siempre será un hecho significativo.

De Carew a Rivera

La llegada de Rod Carew (1991) y de Mariano Rivera (2019) al Salón de la Fama de las Ligas Mayores de los Estados Unidos, marca un hito trascendental en la historia de nuestro deporte.

Los logros obtenidos, primero, por Carew, que lo llevó a ser considerado uno de los mejores bateadores, y luego por Rivera, el número uno en juegos salvados en la historia de las Mayores, solo demuestran la calidad de peloteros que puede dar nuestro país.

Realmente que con ellos se corona la actuación que han tenido un sinnúmero de jugadores que, por sus excelentes performances, pudieran ser colocados entre los inmortales de cualquier vidriera de la región.

Pincay, el 'Corsario'

Finalmente está el látigo Laffit Pincay Jr., considerado el mejor jinete panameño y uno de los más grandes en la historia de la hípica de los Estados Unidos.

Pincay Jr., quien mostró durante su trayectoria lo grande que sería su impronta, llegó al cénit de su carrera el 10 de abril de 1999, cuando rompió la marca de mayor cantidad de victorias (8.834) en los hipódromos estadounidenses.

Laffit, miembro del Salón de la fama de Panamá y Estados Unidos, vio coronada su carrera en 2021, cuando ganó su sexto premio 'Eclipse Awards', al ser considerado el mejor jockey de los últimos 50 años en el país norteño.

Sin duda, podrían hacerse notas en forma particular de todos estos hechos, como ya se hizo del baloncesto y de Laguna, y, como dije anteriormente, de otros acontecimientos, porque nuestra historia es muy rica.

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