Infantino pulsa con Europa derechos de transmisión

Al presidente de la FIFA, Gianni Infantino, hay que abonarle que durante su gestión ha tenido una decidida y decisiva participación en el crecimiento y desarrollo del fútbol femenino. Hoy es incuestionable su mayor trascendencia, con una Copa Mundo Femenina Australia y Nueva Zelanda 2023 a 63 días de comenzar.

Después de unas ganancias récord en la versión de la Copa Mundo Masculina Qatar 2022, estimadas en $7,6 mil millones, Infantino está empeñado en que el mundial femenino se valore más por parte de las cadenas de televisión de las cinco naciones más grandes de Europa –Alemania, Francia, Reino Unido, España e Italia– con las que no tiene un contrato cerrado, para que paguen cifras significativamente más altas de las que venían sufragando en las ediciones anteriores.

Un pulseo extremo, con el tiempo moviéndose contrarreloj ante la proximidad del evento, y una amenaza de Infantino que suena más a jugada de presión de manual de póquer. “Si las ofertas siguen sin ser justas, nos veremos obligados a no transmitir la Copa Mundial Femenina de la FIFA a los cinco países europeos”, dijo un Infantino desafiante.

Esa posición pone sobre el tapete la discusión sobre concederle el merecido valor económico ganado por el mundial femenino, pero que de cumplirse sería irracional que no estuviera la Copa en las pantallas de la televisión abierta en los cinco países donde el fútbol femenino ha alcanzado el más alto nivel de desarrollo profesional y cuyas selecciones están dentro del paquete de candidatas a alzarse con el título.

El mundial femenino cuyo inicio ocurrió en 1991, fue visto como un agregado (un bono) que se le concedía a las cadenas televisivas por comprar los derechos de la versión masculina; plantearles una alza significativa en los costos se enfrenta a resistencias desde la perspectiva de que la Copa Mundial Femenina a disputarse en la región Asia-Pacífico (Australia y Nueva Zelanda), el horario de los juegos ha caído fuera de las horas que posibilitan una mayor audiencia televisiva en Europa.

Algunos críticos a la posición de Infantino, un hábil y curtido negociador, dicen que el problema no es que la FIFA tenga un mal producto, pero que ahora es un mal producto para el mercado europeo porque “los horarios del mundial son horribles para las emisoras europeas”.

El fútbol femenino, la Copa Mundo Femenina y la FIFA necesitan que el torneo llegue a la mayor audiencia. Se espera un acuerdo en el que ceda una de las partes, sería inconcebible que la FIFA se plantara en una posición intransigente definitiva.