La corrupción empaña la ética de los negocios

Actualizado
  • 01/11/2018 01:00
Creado
  • 01/11/2018 01:00
Analista internacional sostiene que los casos de corrupción han dejado en evidencia la existencia de redes político-económicas que involucran tanto a actores del ámbito público como del privado

El comportamiento no ético en los negocios es un desafío en América Latina. Escándalos como Lava Jato, en Brasil; Cooptación del Estado, en Guatemala; el Cementazo, en Costa Rica, los Papeles de Panamá y los sobrecostos en cinco proyectos adjudicados en 2011 a la constructora Norberto Odebrecht son ejemplos de la carencia de ética y buenas prácticas de gobiernos corporativos.

Ayer, el analista internacional Eduardo Núñez Vargas, presidente de Costa Rica Íntegra —homólogo del capítulo panameño de Transparencia Internacional— fue el orador de fondo del foro ‘Ética, integridad y negocios: una mirada desde América Latina', organizado por la Asociación Panameña de Ejecutivos de Empresa (Apede), con la finalidad de debatir cómo identificar y erradicar la corrupción en los negocios.

El experto indica que son ‘nuevos tiempos y dinámicas sociales y económicas, que demandan una nueva conciencia de parte de las empresas sobre cómo hacer negocios. Esa nueva conciencia incluye entender que las empresas también requieren marcos y prácticas de transparencia, anticorrupción y rendición de cuentas'.

‘Los casos de corrupción revelados hasta el momento han dejado en evidencia la existencia de redes político-económicas que involucran a actores del ámbito público como del privado, los cuales generan entornos que castigan la calidad de los servicios y las políticas que el Estado brinda a las personas', dijo.

El costarricense citó a Delia Ferreira, presidenta de Transparencia Global, al decir que ‘la corrupción es como el tango, para bailarlo se requieren dos', ya que para que se origine la corrupción, es necesario que el gobierno y su contraparte del sector privado ‘la permita y la ejecute'.

Y es que según el experto ‘hay una necesidad de incorporar una lógica de ética e integridad en el modelo de negocios que las empresas y el sector público aplica, pues durante muchos años se ha asumido la lucha en contra de la corrupción como una agenda externa, con la idea de que se encuentra más en el ámbito público, la política del Estado en sus distintas expresiones'.

El analista considera que para construir, mejorar o recuperar la integridad y la reputación se requiere transparencia, pero primero hay que aceptar que hay un problema.

‘Aceptar que tenemos ese problema es una decisión socialmente dura porque se demuestra que las sociedades están asumiendo que la corrupción es una condición social dada', indicó.

Agregó que ‘hemos generado entornos permisivos a la corrupción, porque allí está, siempre ha estado; somos dados a felicitar al que es inteligente y puede aprovechar esas oportunidades'.

A pesar de lo anterior, el Grupo Banco Mundial publicó ayer el reporte ‘Doing Business 2019: Capacitación para Reformar', en el que Panamá ocupa la posición 79 de un total de 190 jurisdicciones analizadas.

CÓMO ERRADICAR EL MAL

Primero ‘hay que impulsar una cultura de cero tolerancia a la corrupción, ya que no es un fenómeno ni socialmente dado ni tampoco admitido. Hay que pararla en seco, esa actitud de complacencia no'.

En segundo lugar, se deben ‘desarrollar marcos institucionales y normativos de control, prevención y erradicación de la corrupción, enfocando en los partidos políticos y las autoridades de Contraloría, tribunales de cuentas que dispongan de normas que realmente tengan dientes e instituciones que sean fuertes para morder y controlar los actos e hilos de las redes corruptas'.

Como tercer punto, ‘se debe promover nuevos modelos de negocios donde se entienda que pagar soborno no es parte de los costos de producción; hay que pagar un equis porcentaje del contrato y se carga al costo final del proyecto; eso no es admisible, ni pagar ni entregar soborno es normal'.

Por su parte, Mercedes Eleta de Brenes, presidenta de la Apede, consideró que ‘es importante que los empresarios y ejecutivos se caractericen por vivir una vida ética y entregada al servicio del país y promover la participación ciudadana; solo así lograremos erradicar flagelos tan nocivos en la sociedad como la corrupción, que tanto daño le ha causado a Panamá'.

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