Los robots fabrican autos y pueden convivir con humanos

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Actualizado
  • 16/02/2015 01:00
Creado
  • 16/02/2015 01:00
Los fabricantes producen máquinas con sensores que reducen el riesgo de lesiones y los ayudan a interactuar mejor con los trabajadores

Hace mucho tiempo que los robots se ganaron un lugar en las fábricas, donde sus bombas neumáticas y sus brazos soldadores de acero ayudan en la fabricación de todo, desde autos hasta aviones. Ahora, están aprendiendo a convivir con las personas que los rodean, lo que los acerca un paso más al sueño de ‘Los Supersónicos’ de tener sirvientes automatizados que un día sirvan un café o planchen las camisas.

Si bien los robots nunca han sido tan ágiles como hoy, suelen ser necesario introducirlos en una cajuela de seguridad que les impida lastimar a las personas que trabajan con ellos. Los principales fabricantes de robots del mundo –ABB Ltd. de Suiza, Fanuc Corp. de Japón y Kuka AG de Alemania— están produciendo máquinas con una nueva generación de sensores que reducen drásticamente el riesgo de lesiones y los ayudan a interactuar mejor con los trabajadores.

Los últimos robots en un mercado de $29 millones anuales apuntan a la industria de la electrónica, donde la automatización industrial está rezagada respecto de otros sectores, como la industria automotriz, debido a un complejo proceso de ensamblaje. Los mismos sensores que aseguran que una máquina no aplaste un tablero de circuitos o lastime a un trabajador acercan aún más la perspectiva de que los robots atiendan a los clientes, según el director ejecutivo de Kuka, Till Reuter.

‘Llegará el momento en que habrá muchos más robots en la casa –no sólo robots que laven y limpien, sino con otras funcionalidades’, dijo el ejecutivo en una entrevista.

ASISTENTES INTELIGENTES

La clave son los sensores que mejoran la conciencia que tiene un robot de lo que lo rodea. Tomemos el caso de YuMi, el robot del tamaño de un torso con dos brazos que comenzará a vender ABB, con sede en Zúrich, en abril. Su cámara y sus sensores de presión incorporados le permiten imitar los movimientos humanos para ensamblar pequeños componentes para un reloj o un teléfono móvil, y luego entregárselos físicamente a una persona de al lado en la línea de montaje. El CEO de ABB, Ulrich Spiesshofer, dice que los robots podrán aprender cada vez más de los seres humanos.

‘Existe una oportunidad fantástica’, dijo el jefe de ABB el 5 de febrero, cuando la compañía dijo que la demanda de sus robots contribuyó a un incremento del 10% en los pedidos el año pasado. ‘Un robot te mira, ve lo que estás haciendo y te copia. Los robots también se volvieron más inteligentes en términos de entender lo que tienen en las manos y elegir qué hacer’.

Kuka promueve su robot LBR iiwa, presentado el año pasado, como un ‘asistente inteligente para trabajos industriales’ cuyos mecanismos de protección incorporados y sus sensores de torsión en cada eje le permiten trabajar de manera segura junto a las personas en la planta de la fábrica.

AUMENTO DE LAS GANANCIAS

Las acciones de Kuka aumentaron a su nivel más alto en 19 años el miércoles ya que el aumento de la demanda ayudó a la empresa a superar sus pronósticos de ventas y rentabilidad. El ingreso subió 18% a 2,100 millones de euros mientras que las ganancias antes de intereses e impuestos subieron el 18% a 142 millones de euros.

La industria de la electrónica, que actualmente depende de unos 10 millones de trabajadores industriales solamente en Asia, podría necesitar 500,000 robots para 2020, estima Reuter. En la actualidad existe aproximadamente 1.3 millón de robots industriales en funcionamiento a nivel global, según la Federación Internacional de Robótica.

El crecimiento de la industria atrajo a nuevos jugadores, que van desde el gigante del software Google Inc. hasta el la tienda online Amazon.com Inc. y la firma china Alibaba Group Holding Ltd.

Los robots representan una ‘gran oportunidad’ en los próximos 20 a 30 años, dijo el 2 de febrero el jefe de Alibaba, Jack Ma, en Hong Kong cuando prometió una inversión ‘significativa’ en inteligencia artificial.

El presidente de Google, Eric Schmidt, dijo en marzo que la compañía con sede en Mountain View, California, está explorando la automatización de maneras para que ‘reemplacen gran parte del comportamiento repetitivo en nuestras vidas’.

Con todo, Reuter de Kuka no ve en Google una amenaza ya que la compañía de software norteamericana carece de la experiencia de 40 años en mecatrónica de ABB, Kuka y Fanuc. Dice que empresas como Google podrían ser socios comerciales, al fusionar su experiencia en software con la experiencia en hardware de los actores tradicionales para ofrecer soluciones robóticas para los consumidores.

Un competidor inmediato es Amazon, que compró Kiva Systems Inc. por $775 millones en 2012, y utilizó la tecnología del fabricante de robots para empezar a automatizar sus centros de distribución.

ROBOTS EN DEPÓSITOS

Los robots Kiva de Amazon pueden levantar un estante y transportarlo en un depósito hasta un empleado que luego agrega o retira los objetos necesarios. Una lógica similar está detrás de la decisión de diciembre de Kuka de comprar a Swisslog, según el director ejecutivo Reuter.

‘El próximo paso no sólo será tener un sistema que funcione en un depósito, sino también un robot que pueda seleccionar productos’, dijo, y agregó que los brazos robóticos de Kuka podrían cumplir esa función.

Si bien Reuter predice que el mercado de consumo en definitiva superará el de la robótica industrial, el costo actual de las máquinas fabricadas por Kuka, ABB y Fanuc –que arranca en unos 35,000 euros— torna inviable que esto suceda en lo inmediato. Hasta ese momento, las empresas intentarán ocupar los trabajos repetitivos en la fabricación de productos electrónicos con sus máquinas.

‘La mayoría de las empresas grandes que hoy producen electrónica no encuentran gente suficiente’, dijo el jefe de robots de ABB, Per Vegard Nerseth. ‘No se trata de arbitraje de costos. Cada vez más tiene que ver con encontrar a la gente que haga las tareas difíciles, delicadas y aburridas’.

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