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- 21/05/2024 23:00
- 21/05/2024 15:02
La inflación energética anual de América Latina y el Caribe (ALC) en marzo de 2024, con respecto a marzo de 2023 fue de 1,96%. Esto refleja una etapa de estabilización de precios de la energía en la mayoría de las economías regionales, luego de la tendencia ascendente producida entre 2021 y principios de 2022.
El secretario ejecutivo de la Organización Latinoamericana de Energía (Olade), Andrés Rebolledo, indicó que este indicador será una herramienta que medirá la variación de los índices de precios al consumidor (IPC) de la canasta energética a nivel regional y que será publicado mensualmente, “ofreciendo una visión actualizada y detallada de la dinámica de los precios energéticos en nuestra región”.
El IPC detalla que hasta junio de 2022 la inflación energética fue en alza como consecuencia de tres motivos: el conflicto Rusia-Ucrania, a que varias economías comienzan a desmantelar los subsidios aplicados previamente durante la pandemia, y a la recuperación económica pospandemia.
Especifica que el crecimiento moderado que presenta el indicador durante el segundo semestre de 2023 e inicios de 2024 responde a la vinculación que tienen los precios de los combustibles en muchos países con el precio internacional del petróleo, el cual ha sido volátil, pero ascendente en la mayor parte de dicho período.
Por otra parte, el IPC sostiene que el pico de la inflación energética en los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde) se alcanzó en junio de 2022, cuando se registró una variación anual de 40,48% en el índice de precios.
De hecho, detalla que el porcentaje del producto interno bruto (PIB) que se gastó en el consumo final de energía en el año 2022, se incrementó dos veces respecto a 2021.
Luego, desde junio de 2022, se dio una llamativa y pronunciada caída de la inflación energética de los países de la Ocde, que se debió a la menor demanda de un 15% por la desaceleración económica de este grupo de países y por el esfuerzo en eliminar gradualmente la dependencia de la Unión Europea a los combustibles fósiles y así limitar la volatilidad de los precios de gas y electricidad.
De hecho, luego de esta persistente caída, recién en marzo de 2024 la inflación energética de la Ocde fue positiva con un 0,61%.
Rebolledo indicó que “es interesante notar que el alza de la inflación energética en los países de la Ocde ha sido mucho más pronunciada que en ALC, por lo que los índices de precios en ALC resultaron menos sensibles a los efectos de la guerra Rusia-Ucrania”.
Asimismo indicó que esto refleja que “nuestra región ha resultado más resiliente a los shocks en los precios internacionales, pues contamos con una cobertura natural dada por la alta penetración de energía renovables (65% de la generación eléctrica) y por la producción propia de petróleo, gas natural y biocombustibles”.
“En suma, la inflación energética en ALC es menos sensible a la coyuntura internacional que en los países de la Ocde y, en consecuencia, relativamente más dependiente de las políticas internas de cada país”, mencionó.