Grecia, el engaño europeo

Grecia ha estado fuera de foco hace tiempo. Pero el próximo 25 de enero ese país tendrá elecciones anticipadas. Lleva años viviendo una tragedia debido a una despiadada política de austeridad que impuso la ‘troika’ que manda en esa región: el Banco Central Europeo, la Comisión Europea (Bruselas) y el Fondo Monetario Internacional. ¿Funcionaron las fórmulas para salir de la crisis financiera? Para la banca sí, pero el pueblo griego lo juzgará en las urnas. La intranquilidad en la UE es obvia ante los pronósticos de las elecciones que, según las encuestas, el favorito para ganarlas es el partido izquierdista Zyrisa, que se ha planteado renegociar la impagable deuda.

El plan de rescate suponía que debía salvar a Grecia de la quiebra. El argumento resultó una farsa pues la UE dispuso que el dinero destinado se utilizara para pagar la deuda griega, al final el 96% de la ayuda se usó para ‘sanear’ los bancos europeos alemanes y franceses, tenedores del 90% de la deuda griega. La fórmula se está aplicando en varios países europeos.

Zyrisa ha planteado la renegociación de la deuda en caso de ganar las elecciones parlamentarias. Las entidades financieras europeas argumentan, junto al FMI, que detrás de una renegociación se esconde una ‘visión rupturista’ con la zona euro. Para algunos se repite el escenario de las elecciones del 2012, pero con una sociedad más ‘cabreada’, escéptica y con el 53% de la población viviendo por debajo de la línea de la pobreza. Cuestionan la reforma laboral impuesta, que se llevó por delante los convenios colectivos, y mantiene un desempleo del 25% que afecta especialmente a los jóvenes, con el 60%.

Los defensores de la ‘fórmula de austeridad y rescate’ aseguran que en el 2013 se produjo en Grecia un superávit primario y ‘leve’ descenso del desempleo. ‘Logros’ que defenderá el Antonini Samarás, líder del conservador Nueva Democracia. Contará con el apoyo de los bancos europeos estarán absolutamente empeñados en demostrar que las políticas de austeridad funcionaron, pese al déficit fiscal de 23 mil millones de euros, el 8.7% del PIB. Contradicciones que se medirán políticamente en las próximas elecciones.