Washington y el regreso a las Américas

Actualizado
  • 02/09/2020 00:00
Creado
  • 02/09/2020 00:00
El reto de Washington es descontaminar a occidente de la influencia de China. Una línea de acción irreversible que no depende de quien esté en la Casa Blanca. La paz mundial se garantiza, si se contiene a China en occidente

El marco estratégico del hemisferio occidental delineado por la Casa Blanca para la próxima década, busca frenar la influencia de potencias externas en las Américas. Un ingrediente adicional es la agenda política, económica y comercial de la que forma parte el programa Regreso a las Américas para focalizar inversiones y reubicar en países de la región empresas estadounidenses que operaban en China.

Robert O'Brien, asesor de la Casa Blanca, y Laurentino Cortizo, presidente de Panamá

En medio de la crisis del coronavirus, la administración de Donald Trump ha estado presente en la región. En el caso de Panamá, ha entregado $6,4 millones en asistencia médica y hospitalaria, además de otros $5 millones en cinco años a una fuerza de tarea –asesorada por el FBI– para reforzar el combate a la corrupción y lavado de dinero.

Trump es consciente de que en la primera mitad del siglo XXI, China será el desafío más grave que enfrentará Estados Unidos y occidente. Washington ha reaccionado con firmeza ante la amenaza de Pekín, que ya pintó de rojo toda África y tiene fuerte presencia en la región.

El reto de Washington es descontaminar a occidente de la influencia de China. Una línea de acción que demanda un desacoplamiento irreversible que no depende de quien esté en la Casa Blanca, sea Trump o el demócrata Joe Biden. La línea estratégica es que la paz mundial se garantiza si se contiene a China en occidente.

Sin duda que la hegemonía global de Estados Unidos en tiempos de Trump está en crisis. Por eso “una línea de acción de Washington en la próxima década es concentrarse más en el hemisferio occidental”, opinaba la semana pasada el diario español ABC. La crisis de suministros creada por el coronavirus ha acelerado esa decisión, escenificada por el retorno de empresas de China.

Los geopolitólogos anticipan que las actividades comerciales y de negocios se concentrarán en el hemisferio occidental y en una mayor interrelación hemisférica con Estados Unidos.

Oportunidades para Panamá

Todo eso favorece a Panamá, su plataforma logística y su sistema de conectividad global. Además el interés demostrado por empresas estadounidenses –como ya lo expresaron el gobierno y empresas de Canadá– en proyectos de energía e infraestructura, anticipan actividades clave para la reactivación económica del país.

Como su aliado estratégico y socio confiable en la región, Trump envió recientemente una misión a Panamá para hablar de esos temas con el presidente Nito Cortizo. La visita tuvo como antecedente la presencia del secretario de Estado, Mike Pompeo, en el cambio de gobierno de República Dominicana, algo no visto en los últimos 50 años. Pompeo, según políticos y medios de prensa, pidió al recién instalado presidente Luis Abinader “enfriar” las relaciones con China.

Pompeo enfatizó, además, en “seguridad regional” y “aunar esfuerzos para promover la transición pacífica hacia la democracia en Venezuela”.

Similar mensaje fue transmitido a las autoridades panameñas por los enviados de Trump. El Departamento de Estado ha concluido que China representa un riesgo para Panamá. Por tanto, “Estados Unidos tomará acciones para proteger sus intereses y adoptará medidas en contra de los métodos dañinos del Partido Comunista de China que exporta su modelo autoritario contrario a los valores democráticos y de comercio en la región”. Panamá y su estratégico Canal no pueden convertirse en una perla en el collar de China.

América Latina es punto de disputa entre Estados Unidos y China. En los últimos años Pekín ha incrementado de forma agresiva su presencia en la región a través de la promoción de acuerdos opacos, préstamos depredadores, daños ambientales y presiones para adherirse a políticas antidemocráticas.

“Panamá es socio estratégico en temas de seguridad y trabajamos de forma cercana para mantener la región segura”, dijo Robert O'Brien –quien sustituyó en septiembre pasado a John Bolton como asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca– durante su visita a Panamá. Por eso, añadió, debe garantizarse que cualquier inversión en ciberseguridad, generación de energía o infraestructura no coloquen en riesgo la seguridad nacional del país.

Washington también está brindando a Panamá asistencia en cuestiones de seguridad financiera para superar los retos que significa la inclusión en listas del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI). “Panamá es uno de nuestros mejores aliados en el hemisferio occidental”, insistió O'Brien.

Adornos de la visita

La visita de O'Brien, del almirante Craig Faller, jefe del Comando Sur, de Mauricio Claver-Carone, asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca para América Latina, y Adam Boehler, director general de la Corporación Financiera de Desarrollo Internacional de Estados Unidos, no fue únicamente para entregarle al Gobierno panameño equipo médico y sanitario.

El almirante Fuller, jefe del Comando Sur, dijo antes de llegar a Panamá que Venezuela “es el centro de amenazas a la libertad democrática en América Latina” con ayuda de Cuba, China, Irán, Rusia y Turquía. “Estamos trabajando para interrumpir el centro de gravedad alrededor de Maduro”.

Washington está apretando desde abril el cerco antinarcotráfico contra Caracas, en una acción conjunta con la cooperación de 22 países, incluyendo Panamá. Venezuela es un Estado narcoterrorista cuya democracia está usurpada por Maduro, encausado ante tribunales estadounidenses y una recompensa de $15 millones por su captura.

Washington y otros 30 países de América Latina y Europa desconocen las elecciones legislativas convocadas por Maduro para diciembre y están coordinando acciones para producir un cambio de régimen antes de fin de año. Trump está actuando en Latinoamérica con sus diplomáticos, militares, programas de asistencia económica y comercial y revisando la política hacia Cuba para cortar su influencia en la región.

La visita de los enviados de Trump, le aseguró a Nito el apoyo de Washington en el combate al coronavirus y el interés por reforzar su programa de lucha contra la corrupción y lavado de dinero –para poner la casa en orden– con asesoramiento del FBI y financiamiento durante el quinquenio.

En estos tiempos de distanciamiento físico, el acercamiento de países amigos que representan democracias es imprescindible para el progreso, la paz interna y la seguridad y estabilidad regional. Nito está rehaciendo el tejido de amistades y de socios estratégicos de Panamá, dentro del principio del interés nacional. Un interés nacional que ha prevalecido en distintos momentos como reflejo de la tradición económica, comercial, cultural, política e histórica de Panamá.

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