‘Autoritarismo democrático’, los nuevos peligros de la democracia en América Latina

Actualizado
  • 22/04/2024 10:10
Creado
  • 22/04/2024 10:01
Jorge Sahd, cocreador del informe de Riesgo Político, considera que el peligro de estos nuevos gobiernos es que se terminen convirtiendo en dictaduras

Rodeado de su séquito, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, celebrará que él había sido reelecto a su cargo con el 82.6% de los votos.

“Esta es la primera vez en la historia que El Salvador tiene una democracia”, dijo el mandatario a un periodista europeo.

“No lo digo yo, lo dice el pueblo, el cual ha dicho en las urnas que quiere que el régimen de excepción continúe (...). Estamos trayendo la democracia a este país, que ha vivido controlado por dos élites corruptas y asesinas”, sentenció el presidente, quien buscó el cargo en medio de críticas por la validez constitucional de su reelección inmediata.

La polémica reelección de Bukele se da en un contexto en el que el 60% de los países latinoamericanos “ya no son democracias” según el Índice de la Democracia 2022, que publicó The Economist en 2023.

En la región solo Uruguay, Costa Rica y Chile son democracias plenas, y Panamá, Argentina, Brasil, Colombia y República Dominicana clasifican como democracias incompletas. De resto, 8 países son regímenes híbridos (Perú, Paraguay, Ecuador, México, Honduras, El Salvador, Bolivia y Guatemala) y 4 son regímenes autoritarios (Haití, Cuba, Nicaragua, Venezuela).

Jorge Sahd, politólogo y director del Centro de estudios Internacionales de la Universidad Católica de Chile, quien es co creador del Informe de Riesgo Político 2024, explicó a La Estrella de Panamá que, la población latinoamericana ha ido perdiendo la confianza en los modelos democráticos, producto de la poca capacidad que han tenido los gobiernos actuales de combatir la corrupción.

“El estancamiento que tiene la región en la lucha contra la corrupción ha hecho que los ciudadanos se distancien de sus gobiernos, incrementando la indiferencia de la ciudadanía sobre los regímenes políticos, siempre que estos puedan ser capaces de solucionar sus problemas”, analizó Sahd.

En este contexto, han surgido en América Latina la figura de los autoritarismos democráticos. “Se trata de gobernantes que llegan al poder por las reglas de la democracia, pero que ejercen el poder de manera autoritaria, y que terminan por irrespetar la separación de poderes optando por concentrarlo”.

El problema es que, aunque sean capaces de solucionar las problemáticas inmediatas de la ciudadanía, estos tienen el potencial de convertirse en proyectos dictatoriales. “Estos nuevos gobiernos ofrecen atajos hacia la tierra prometida, saltándose las reglas de la democracia, en una sociedad latinoamericana víctima de la inseguridad y la pobreza”.

Es por eso que Sahd considera que América Latina debe mejorar su desarrollo institucional, para poder explotar todo el potencial de la región, sin tener que sacrificar su solidez democrática en el proceso.

Se trata de una tarea compleja, dado que el descrédito político de los gobiernos latinoamericanos ha hecho que la ciudadanía sea cada vez más impaciente, en la espera de resultados.

“La ‘luna de miel’ se ha ido evaporando. Esos cien días que los presidentes esperaban contar para impulsar sus medidas más arriesgadas, ya no están”, arrojó el documento.

“Entre 2019 y 2023, todos los oficialismos latinoamericanos perdieron las elecciones, con excepción de Nicaragua, en donde no hay democracia, y Paraguay, en dónde el Partido Colorado lleva 80 años en el poder”, resaltó el especialista.

El lado positivo es que América Latina tiene el potencial económico para hacer frente a la pobreza. “La región tiene una oportunidad única de dar un salto de calidad, porque la transición energética y la economía sustentable exige una serie de recursos naturales disponibles en nuestra región”, dijo.

Según el especialista, el debate no se debe centrar en el potencial de la región, sino en hasta qué punto la riqueza de minerales estratégicos va acorde con buenas políticas públicas y gobiernos con instituciones sólidas. “Allí hay una tarea pendiente”, concluyó

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