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Se desvanece la polémica idea de un ‘reality show’ donde migrantes compiten por la ciudadanía de Estados Unidos

- 21/05/2025 11:14
A finales de la semana pasada, medios como Daily Mail y The Wall Street Journal informaron que el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) estaba evaluando la creación de un programa de telerrealidad en el que 12 inmigrantes se enfrentarían por el premio de la ciudadanía estadounidense, algo que para el mundo entero resonó como una locura, un plan despiadado.
La portavoz del DHS, Tricia McLaughlin, habría confirmado que la iniciativa existía. Las reacciones de rechazo no tardaron en llegar, con fuertes críticas que lo comparaban con Los Juegos del hambre.
La controversia escaló tanto que este martes, durante una audiencia en el Congreso, la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, desmintió oficialmente el proyecto. The American, como se llamaría el programa, fue cancelado antes de iniciar.
Según el Daily Mail, la propuesta tenía 35 páginas y fue ideada por Rob Worsoff, productor y guionista conocido por Duck Dynasty, otro reality centrado en una familia de Luisiana dedicada a la caza de patos. Su nuevo concepto planteaba reunir a una docena de migrantes seleccionados de distintos países que llegarían en barco a Ellis Island, en Nueva York, icónico punto de entrada de migrantes en siglos pasados. Allí los recibiría un estadounidense naturalizado —entre los sugeridos estaban Sofía Vergara, Ryan Reynolds o Mila Kunis—, antes de iniciar su viaje por EE. UU.
El recorrido se haría a bordo de un tren llamado como el programa, The American, que los llevaría a distintos lugares emblemáticos del país. En cada destino, los concursantes conocerían la historia estadounidense, relatarían sus motivaciones para obtener la ciudadanía y participarían en retos simbólicos: buscar oro en San Francisco, ensamblar un Ford antiguo en Detroit, o lanzar un cohete en Cabo Cañaveral. Al final de cada episodio, uno sería eliminado. El ganador recibiría su ciudadanía en una ceremonia en las escalinatas del Capitolio, en Washington, D. C.
La propuesta fue rápidamente señalada como una forma de convertir las experiencias migratorias en entretenimiento, banalizando la lucha de miles de personas por un mejor futuro. Las críticas también apuntaron al enfoque mediático y performativo que ha caracterizado a Kristi Noem desde que asumió su cargo. Entre sus estrategias más cuestionadas están videos de deportaciones con música épica, escenas estilo ASMR con esposas y cadenas, y representaciones visuales estilizadas de mujeres migrantes llorando.
El sábado, el congresista demócrata por Texas, Joaquin Castro, calificó la idea como “repugnante” en una entrevista en MSNBC. “En esta administración Trump, parece que cada día perdemos un poco más nuestra humanidad”, sentenció. Su colega de Nueva York, Jerry Nadler, también condenó el proyecto en redes sociales, recordando que “las vidas humanas no son una competencia” y tildando la idea de “vergonzosa”.
Durante la audiencia del martes ante el comité de Seguridad Nacional y Asuntos Gubernamentales, el senador demócrata Richard Blumenthal interrogó a Noem directamente sobre los reportes. La secretaria negó cualquier intención de producir el ‘reality’, aunque admitió que podrían haberse recibido propuestas sin que ella o su equipo las conocieran. “No hay planes para realizar un programa de este tipo”, afirmó.
Noem incluso acusó a la prensa de distorsionar las declaraciones de la portavoz del DHS, negando que se hubiera dicho que la propuesta era “una buena idea” o que existieran conversaciones con plataformas como Netflix.
Sin embargo, Rob Worsoff declaró públicamente que, aunque no había tenido contacto directo con Noem, sí se habían dado intercambios positivos con personal del DHS y que ya estaban en conversaciones con cadenas televisivas para llevar la idea a cabo. Worsoff defendió su proyecto como una celebración de la identidad estadounidense, no como una competencia cruel.
Esta no era la primera vez que se proponía el formato: ya había sido presentado —y rechazado— bajo los gobiernos de Obama, Biden y el primer mandato de Trump. Pero esta vez, la reacción pública fue tan contundente que The American fue descartado por completo antes de ser producido.