Se nos fue Cuchungo Endara

Actualizado
  • 01/10/2009 02:00
Creado
  • 01/10/2009 02:00
Tuve múltiples experiencias con mi amigo Guillermo Endara Galimany, a quien siempre le llamamos Cuchungo: ya fuera como subalterno suyo ...

Tuve múltiples experiencias con mi amigo Guillermo Endara Galimany, a quien siempre le llamamos Cuchungo: ya fuera como subalterno suyo en su bufete de abogados o como gobernante, siendo yo alcalde del distrito de Panamá, cargo con el que me distinguió luego de asumir el poder el 20 de diciembre de 1989. Conocí muy de cerca a su padre, don Guillermo y su madre, doña Elsa, hija del insigne compositor Eduardo Galimany, gloria de nuestra música de la época de la Independencia.

Como abogado, graduado con el primer puesto de su profesión, Endara fue un jefe muy especial y didáctico; de aquellos que te explican en detalle la tarea a realizar y comparte sin egoísmos sus experiencias de tantos años en el ejercicio profesional. Fueron mis pininos como abogado a tiempo completo. Era un maestro en toda la extensión de la palabra; un verdadero compañero de trabajo.

Como político y Vicepresidente del PDC viví muy cerca de él todo el proceso electoral del 89. Nunca decía que no, promoviendo siempre el consenso en quienes estábamos en su círculo político cercano. Me tocó dirigir el programa radial matutino de la alianza opositora en RPC Radio, donde Fernando Eleta Casanovas, recientemente desaparecido, nos brindó todo el apoyo necesario, a sabiendas de que los militares eran muy intolerantes a las críticas y a las burlas que a diario proferíamos allí. Haciendo alusión a uno de las aficiones de Noriega, comenzábamos el programa con el Gran Combo con “Tú me hiciste brujería”.

Estando la campaña muy tensa se nos ocurrió hacer algo que sabíamos de antemano motivaría al régimen a clausurar el escuchado programa. Decidimos preguntar el porqué el PRD llamaba –despectivamente- “Pan de dulce” a Guillermo Endara, mofándose de su físico y su fama de buena gente, mientras que los panameños no podíamos referirnos en público a Noriega, nuestro verdadero contendor, como todos lo llamaban popularmente: “Cara de piña”. Conociendo el desenlace de semejante osadía, la periodista de Univisión María Elena Salinas filmó nuestro programa de ese día, retransmitiéndose la escena esa tarde por todo el continente. A media mañana le llegó al amigo Ñopo Eleta la nota del Ministerio de Gobierno cancelando el programa. Noriega estaba sumamente molesto.

Como gobernante Guillermo Endara siempre lo hizo con ese carácter especial que lo distinguía: sobrio pero firme; sencillo pero puntual; jovial pero con carácter. Fue el mejor antídoto para los momentos de odio que pudieron avecinarse con motivo de lo ocurrido el 20 de diciembre y que él supo llevar sin mayores rencores, controlando el ansia de venganza que clamaban algunos.

Se nos fue Cuchungo. Su bondad lo tendrá al lado del Señor. No nos cabe la menor duda de que así será: su ejemplo de vida se lo ha ganado.

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