El perfil del clan del mal

Actualizado
  • 03/07/2017 02:00
Creado
  • 03/07/2017 02:00
Los dominicanos Alcibiades Méndez y Gilberto Ventura, autores intelectuales y materiales de los crímenes de cinco jóvenes panameños en 2010 planificaron y ejecutaron sus actos con saña y crueldad, según estableció la Fiscalía

El revelador testimonio del asesino confeso de cinco jóvenes panameños de ascendencia asiática en 2010 y 2011, Alcibiades Méndez, puso en entredicho la efectividad de la investigación judicial y expuso datos desconocidos de los crímenes. Un perfil de los dos autores intelectuales y materiales, Méndez y el prófugo Gilberto Ventura, corrobora sus personalidades criminales.

Sofanor Espinoza, el fiscal que inició el proceso de investigación del caso, los definió como individuos de ‘maldad bastante apreciable, mucha saña y poco respeto por la vida'. Así consta en una publicación oficial del 26 de septiembre de 2014, consultada por este periódico.

José "Celular", como era conocido uno de los asesinos, por su trabajo en la calle peatonal de La Chorrera, donde ocurrieron los hechos, era una persona ‘amigable'.

Nadie imaginaba que detrás de aquel técnico de celulares había una ‘mente monstruosa' capaz de cometer crímenes por codicia, contó una jovencita que utilizaba sus servicios con frecuencia y que incluso tenía previsto hacerle padrino de sus dos hijos.

EL CRIMEN EN CIFRAS

Fueron cinco homicidios perpetrados por Alcibiades Méndez y Gilberto Ventura

Los dos homicidas cobraron $243 mil por los secuestros.

A Alcibiades Méndez se le encontró $115 mil productos de los secuestros.

Alcibiades Méndez podría enfrentar hasta 50 años de prisión por los crímenes.

Los homicidios fueron perpetrados entre 2010 y 2011.

Diez personas han sido imputadas por este caso.

Méndez, nació el 1 de mayo de 1968 en República Dominicana. Llegó a Panamá el 12 de marzo de 2003 para establecerse en distrito de La Chorrera, donde tenía dos puestos de venta y servicio de teléfonos celulares. Allí vivían sus hijos y una expareja.

Desde hace seis años cumple prisión preventiva por el secuestro y homicidio de los cinco jóvenes.

En la reciente audiencia, Méndez se declaró ‘culpable y arrepentido' de los crímenes y merecedor de la pena que le imponga la justicia.

Las palabras pronunciadas por el acusado ante los tribunales, convocados entre el 26 y 29 de junio pasado, fueron interpretadas ‘como una estrategia de la defensa' por Julio Villarreal, fiscal superior del Ministerio Público, quien puso en duda su arrepentimiento. Para el fiscal, Méndez estableció con sangre fría las pautas del secuestro, homicidio y blanqueo de capitales de este caso.

Según Villarreal, Méndez siempre tuvo una perspectiva ‘homicida" a pesar de haber sido el "negociador" durante los secuestros que terminaron en asesinatos.

El 14 de septiembre de 2011, una noticia conmocionó a la sociedad panameña: los restos de Yessenia Lou Kan (18 años), Young Wu Ken (27), Georgina Lee Chen (18), Joel Liu Wung y Samuel Zeng Chen (19), reportados como secuestrados, aparecieron dentro de varias fosas debajo del piso de una vivienda en El Trapichito, en La Chorrera, donde residía Méndez, alias José "Celular" o José "el dominicano".

Los cuerpos de los jóvenes secuestrados en diferentes actuaciones aparecieron atados de pies y manos y amordazados con cinta adhesiva, en tres fosas descubiertas bajo el piso de la residencia de Méndez, donde al parecer pasaron su cautiverio y donde fueron cubiertos con cemento y baldosas.

EL PLAN

Después de secuestrar a los cinco jóvenes universitarios, Méndez tenía previsto viajar a su tierra natal con su novia Keyla Bendibú para encontrarse con su compatriota y secuaz Gilberto Ventura. Los planes se vinieron abajo cuando la noche del 14 de septiembre de 2014, la Dirección de Investigación Judicial lo capturó, vinculándolo con el caso. Había, según el fiscal Villarreal, una intención de huir y no hacerle frente a la justicia.

El procurador del caso sostiene que "José" fue clave en el diseño y ejecución del delito, porque tenía relaciones con los comerciantes a cuyos hijos terminaría secuestrando y asesinando. Fue él, apunta, quien definió el poder adquisitivo de las víctima y sus familias.

Méndez siempre supo que sus víctimas tendrían que ser asesinadas porque ‘conocían a su agresor', dijo Villarreal. Los asesinos incluso cavaron las fosas donde meterían a sus víctimas antes de perpetrar los secuestros.

En su instinto de maldad, Méndez involucró a su familia en su actividad ilegal y en los homicidios. Le pidió a su hija Ana Mercedes Méndez Torres averiguar los pormenores de la vida de sus víctimas: ¿Quién los acompañaba?, ¿Cómo se transportaban? ¿Cuál era su rutina? ¿Quiénes eran sus amistades? Recogió toda la información necesaria para perpetrar el secuestro que se tornó en asesinato.

Su familia también le ayudó a borrar el rastro del dinero del rescate.

Méndez el fiscal Villarreal planeó el flujo del dinero cobrado y fue su expareja, Inés Torres, quien le ayudó a cambiar el dinero en el casino. Según los testimonios del juicio, Méndez le dijo a Inés que este dinero era producto del narcotráfico, ‘que no se preocupara por nada'.

LAS PRUEBAS

En su residencia en El Trapichito, en La Chorrera, fueron encontrados $115 mil que se cree son producto de los secuestros, además de esposas, armas y municiones. Villarreal considera que Méndez siempre estuvo consciente de sus actos porque cuando le correspondió realizarse la evaluación psiquiatra advirtió que no lo haría sin la presencia de su abogado.

LA COARTADA

En su planificación perversa, Méndez incluyó la venganza personal, y consiguió sembrar dudas sobre la participación en el caso de uno de sus paisanos, Félix del Rosario Luján, quien ha pasado siete años de su vida detenido por una mentira.

"He perdido siete años de mi vida. Mis hijos le dicen papá a otro hombre. Ahora no tengo nada y tengo que comenzar de cero', dijo Luján después de que el tribunal le levantara la de medida cautelar de prisión preventiva por no habérsele probado ninguna relación directa con los hechos investigados.

Antes del terrible suceso, Méndez había enfrentado solo problemas menores con la justicia, por faltas de pensión alimenticia y hurtos de celulares, según confirmó una fuente judicial. Por los homicidios podría enfrentar hasta 50 años de prisión.

En su defensa solo señaló que fue Ventura quien durante cuatro meses le presionó hasta convencerlo de cometer estos crímenes.

LA MENTE CRIMINAL

Al prófugo Ventura, lo identifica la fiscalía como el gestor de la trama criminal. Él usaba cédulas y pasaportes falsos con las identidades de Fermín Antonio Taveras y Ángel Bethancourth. Se movía en el mundo del hampa.

También nacido en República Dominicana, el 20 de septiembre de 1969. Ventura llegó a Panamá en 2008 con documentos falsos y una visa de turismo válida por tres meses con el nombre de Fermín Tavares. En Panamá, había establecido una relación sentimental.

En su país natal, Ventura tenía antecedentes delictivos y había purgado una condena por secuestro de un comerciante chino, según trascendió a los medios de comunicación.

Según Méndez, su compatriota orquestó el secuestro y muerte de los jóvenes con el mismo patrón que usó en su país de origen.

Espinoza lo describió como un hombre "de carácter y mente fría al momento de tomar decisiones'.

Según las investigaciones realizadas, Ventura asesinó a cuatro de los cinco jóvenes secuestrados.

Ventura se conoció con Méndez mientras administraba el comercio ‘Celulares solución', en la calle peatonal de La Chorrera.

Según las declaraciones de Méndez, su compatriota sabía mucho de investigaciones. Por ejemplo, Ventura estaba convencido de que los jóvenes secuestrados podían llevar un chip intradérmico "del tamaño del grano de un grano de arroz" para revelar su ubicación. Para descubrirlo, desnudó y esculcó a

Sus víctimas de los pies a la cabeza.

También tomó precauciones con las llamadas que hacía a los familiares de las víctimas. Ventura hacía todas las llamadas desde la ciudad de Panamá. Compraba y descargaba los "chips" de cada aparato, que descartaba a menudo para evitar ser localizado.

Ventura, Ángel o Fermín, por los tres nombres que usaba, esca+++pó a su país natal cuando conoció que empezaban las investigaciones. Pero, el 17 de noviembre de 2011 fue capturado en una localidad denominada Boca Chicá, en Santo Domingo, dentro de un tanque de agua, desnudo y con cicatrices en los dedos. Ventura se había practicado una cirugía para borrar sus huellas digitales y se había teñido de rubio para viajar a Estados Unidos sin ser identificado.

El dominicano fue extraditado a Panamá y encarcelado en el pabellón 7, de máxima seguridad de La Joyita.

En la cárcel, Ventura había intentado, otra vez, evadir la justicia. Según declaró Méndez, le ofreció $10 mil a cambio de hacerse con toda la responsabilidad. Méndez accedió al trato y firmó un documento notariado que lo eximía de todos los cargos. Pero, en una sorprendente fuga, Ventura Ceballos salió de La Joyita.

Una investigación judicial determinó que un oficial con rango de teniente y una abogada estuvieron involucrados en la fuga del dominicano. En su contra existe una alerta roja para lograr su captura.

Nadie sabe donde está Ventura Ceballos y hay quienes especulan sobre su muerte como alternativa para evitar que confesara la aparente complicidad en el caso de algunos uniformados. Otra versión apunta a que podría ser un caso de "ajusticiamiento" a cargo de la mafia china.

Ventura Ceballos, a diferencia de Méndez, nunca ha confesado sus crímenes.

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