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Parlacen: una vez más en el ojo de la tormenta y en esta ocasión por diputados suplentes
- 31/07/2020 00:00
- 31/07/2020 00:00
Te diré tres razones por las cuales tengo una opinión negativa del Parlacen. Es un organismo que carece de funcionalidad, y me refiero a que sus decisiones no son vinculantes, y desde esa perspectiva, entonces ¿qué realmente se hace allí? Es oneroso para su “función”, a cada país le cuesta una cantidad de dinero considerable, teniendo en cuenta las necesidades de Centroamérica. Y por último, sus diputados, por lo menos a lo que a Panamá concierne, no son elegidos de forma directa, o sufragio universal directo. La suerte corre por quien es “postulado” en los primeros puestos de una lista por partido.
Lo que comenté en la repuesta de la primera pregunta, no tiene una funcionalidad, es un organismo de análisis y recomendación, pero sin que sus decisiones tengan obligatoriedad alguna para los países. Yo estaría de acuerdo con que Panamá se salga, a menos que se reforme en su totalidad y tenga realmente una funcionalidad, pero para ello Centroamérica tendría que estar integrada en una gran parte, cosa que no ha sucedido; se está trabajando, pero aún nos falta para completar la integración.
Es hora de que se haga un análisis hacia adentro y se plantee la funcionalidad del mismo. ¿De qué nos sirve el Parlacen, si países como Costa Rica y Belice no están? Por experiencia le puedo decir que muchas discusiones en los comités ejecutivos del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA) eran en torno a la cantidad de instancias existentes, entonces, ¿realmente necesitamos una más y que no es vinculante? Muchas preguntas van a surgir en un análisis profundo. Por último, siendo un organismo de decisiones “políticas”, esto realmente ya se hace a nivel presidencial en las declaraciones de las cumbres cada seis meses.
El organismo es mal utilizado, sin duda. Usemos el caso del expresidente de Guatemala Jimmy Morales, el Parlacen fue duramente cuestionado precisamente por juramentarse para tener inmunidad. No se puede tener un organismo que sea mal utilizado o que sea utilizado por el simple hecho de que te otorga una inmunidad o un 'estatus diplomático'. No estás haciendo diplomacia, estás haciendo política.
Creo que la integración centroamericana es posible, en algún momento llegaremos a ella, por lo menos lo básico. Y un parlamento, con una representatividad más robusta es posible. Como está ahora mismo constituido, no funciona, no vincula, y no aporta como se pensó hace ya varios años.
Creo que es muy difícil evaluar los resultados de un organismo como el Parlacen, cuando es noticia no por lo que produce en favor de la integración centroamericana, sino por los escándalos políticos de algunos personeros que se aprovechan de las prebendas que da la inmunidad parlamentaria. A eso habría que añadir que, durante estos casi 30 años, no parece haber cambios sustantivos en su ordenamiento jurídico que asegure la vinculación de las resoluciones en los Estados parte. Como ciudadana creo en la unión de voluntades para lograr fines comunes de avances sustantivos en políticas regionales. Panamá es parte de una región que, por su debilidad estructural, padece de las consecuencias de los vaivenes políticos.
En la situación de desventura por la que atraviesa el Parlacen, por decir lo menos, particularmente en el caso de Panamá, parece que, en la percepción de la mayor parte de la ciudadanía no cabe duda de que habría que analizar conscientemente el retiro de Panamá de ese organismo regional, aunque tanto el Tratado Constitutivo señale que no existe un mecanismo para renunciar y la Corte panameña declarara inconstitucional una decisión al respecto, del periodo de gobierno 2009-2914.
El modelo de trabajar en bloques regionales parece tener algunos grados de éxitos en otras latitudes. Centroamérica y Panamá tienen en común ser territorios de travesía, debilidades en procesos y procedimientos económicos, de seguridad, salud, violencia, entre otros temas que, para encontrar soluciones eficaces que los pueblos merecen, deben ser abordados con una mirada regional.
Creo que hay dos aspectos a tener en cuenta: la institucionalidad del Parlacen y sus prerrogativas regionales, y la representación de los países. En el caso de Panamá, el método de selección de manera indirecta, asignando una distribución entre los partidos políticos y candidatos presidenciables por libre postulación, de un porcentaje en una ecuación de votos presidenciales y gente que no es sometida al escrutinio público que legitime su representación, por una parte; y por la otra, la cantidad de 20 diputados(as) que, al final, no sabemos si realmente todos son necesarios. De seguir así, Panamá en ese organismo regional debe promover cambios estructurales y electorales en el país, que contribuyan a mejorar esa percepción de espacio de cueva y corrupción. Más bien deberían apuntar a lograr su objetivo fundamental de integración para el avance da la región.
De no haber voluntad para cambios sustantivos de fondo y forma en el Parlacen, creo que es inevitable su autodestrucción. Panamá no puede seguir invirtiendo recursos en lo que no da resultados. Más, en estos momentos cuando los efectos de la pandemia de la covid-19 profundizan las carencias nacionales y hay que invertir todo en la reconstrucción del país.