Los espacios de la ciudad y el deseo como fuente de inspiración

Actualizado
  • 19/12/2020 00:00
Creado
  • 19/12/2020 00:00
Intercambiar estímulos y respuestas inmediatas con la ciudad como en un rapto amatorio no es una idea nueva, incluso es una técnica del urbanismo, la deriva, para explorar y aprehender la ciudad, más allá de lo medible
Algunos urbanistas tratamos de abarcar la ciudad en todas sus dimensiones.

Moriyama es un renombrado fotógrafo japonés, en cuya obra destacan las secuencias de paisajes urbanos callejeros, imágenes capturadas en blanco y negro con rapidez, caminando de prisa entre la gente. Prefiere cámaras compactas, busca capturar momentos que cuenten una experiencia. Ha recorrido el mundo haciendo fotografía, exhibiendo su obra en las más renombradas galerías, haciendo residencias artísticas y publicando libros. Sobre todo del paisaje urbano, pero también del paisaje natural y lugares intermedios como autopistas. Pero siempre vuelve a las calles de ciudad, se confiesa adicto a las ciudades y expresa no poder fotografiar sin ellas.

En su obra se prioriza la captura del instante, por encima de la perfección técnica, lo que llaman 'snapshots'. Aunque se distingue por capturar instantes pasajeros, en sucesión rápida, su medio predilecto es impreso, que es más duradero y demanda pericia técnica.

Las secuencias de instantes que presenta tienen un modo de permanecer en la conciencia de quien las mira, como un recuerdo o un sueño; es así como se aprecian. Al zigzaguear por las calles tras sus propios deseos, Moriyama y su lente se encuentran con los nuestros, tal vez se tropiezan sin intercambiar una mirada, pero queda todo allí en la imagen y luego lo descubrimos. “Si no tienes deseos, no verás lo que hay”, sentencia Moriyama.

Anthony Bourdain fue un chef estadounidense que se hizo célebre, como autor, con su libro Kitchen Confidential, en el que revelaba experiencias del mundo de la alta cocina en Nueva York. Por sus habilidades narrativas y su personalidad se hizo famoso explorando la diversidad gastronómica y cultural de las ciudades del mundo en programas documentales de televisión, en Food Network, Travel Channel y CNN.

Esta conexión es una técnica del urbanismo.

Trágicamente, en junio de 2018, se suicidó. Dejó 13 libros, escritos entre 1995 y 2016; entre ellos, novelas, recuentos autobiográficos, crónica histórica y dos libros de cocina.

En 2017, el comediante y actor, también estadounidense, Patton Oswalt, se estaba preparando para pasar su luna de miel en París. Había pedido a familiares y amigos sugerencias sobre qué hacer en la 'ciudad de la luz' y le envió a Bourdain la lista para sus comentarios. Tras la muerte de Bourdain, Oswalt compartió en Twitter su respuesta:

Patton, soy tu fan y admirador, así que debo decirte que esa no es forma de disfrutar París.

“Que se jodan. ... Los verás desde la ventana del auto al ir y hacer cosas importantes como vivir tu vida. ¡En París! Intenta planificar lo menos posible”. (Anthony Bourdain por email a Patton Oswalt).

¿Por qué alguien como Bourdain, famoso por su gusto por la comida y la buena vida y con acceso a lo mejor de cada lugar, le recomendaría a otro rico y famoso que no planifique? Tal vez porque el mayor atractivo es dejarse llevar por la ciudad, seguir los propios antojos, deseos y oportunidades donde nos lleven.

La nota de Bourdain recomendaba después algunos restaurantes y sus mejores platos, sugiere incluso llegar temprano, a uno de ellos, y entrar al bar de pintxos que queda al lado. Las últimas recomendaciones eran más abiertas, la calle Mouffetard, para el mercado y los emparedados de jamón o croissants frescos en cualquier lugar, pero en el momento correcto. Era una ventana a su filosofía de vida, a la sofisticación a la que había llegado tras recorrer el mundo a la caza de manjares, licores y vivencias.

“Debería alabar la carne del faisán dorado cocida aquí sobre fuego de madera de cerezo, sazonada y rociada con mucha dulce mejorana; y contar de las mujeres que he visto bañándose en la piscina de un jardín y que en ocasiones –se dice– invitan al extraño a desvestirse con ellas y perseguirlas en el agua”. (Italo Calvino, Ciudades invisibles, 1972).

Italo Calvino fue un periodista y escritor de cuentos y novelas italiano. Uno de sus libros más famosos es Ciudades invisibles, un diálogo ficticio en el que Marco Polo, el viajero veneciano, recuenta al Kublai Kan, emperador mongol, historias de las ciudades que ha conocido en sus viajes por sus dominios. El viajero procuraba distraer al emperador del inminente ocaso de su imperio. Cada ciudad invisible se extiende por una o unas pocas páginas y sus temas son las ciudades y la memoria; ciudades y signos; y ciudades y deseos. Los personajes que pueblan esas ciudades, las describen narrando a través de otro, lo que han vivido.

Intercambiar estímulos con la ciudad, como en un rapto amatorio, no es una idea nueva.

Intercambiar estímulos y respuestas inmediatas con la ciudad, como en un rapto amatorio, no es una idea nueva, incluso es una técnica del urbanismo, la deriva, para explorar y aprehender la ciudad, más allá de lo medible. El chef Bourdain, el fotógrafo Moriyama, el escritor Calvino, los artistas y algunos urbanistas tratamos de abarcar la ciudad en todas sus dimensiones y somos solo peces, nadando juntos en las corrientes del deseo en la ciudad.

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