• 28/08/2008 02:00

La volatilidad del tiempo

Si lo parafraseo para aplicarlo a la realidad de nuestra Asamblea Nacional de Diputados, puedo decir que cinco años no son nada para una...

Si lo parafraseo para aplicarlo a la realidad de nuestra Asamblea Nacional de Diputados, puedo decir que cinco años no son nada para una amplia y diversa programación de trabajo, pero es mucho cuando vemos el sinnúmero de leyes que han modernizado al país, han contribuido a mejorar la economía, sobre todo en lo concerniente a la atracción de inversiones, las cuales, a su vez, han revertido en oportunidades de empleos y mejores condiciones de vida para la población.

El 1 de septiembre iniciaremos el quinto y último periodo de sesiones, correspondientes a la administración 2004-2009, y no por tratarse de la antesala a la despedida será una época fácil. Las faenas serán inauguradas con el tema de las leyes de seguridad, que han causado divergencias entre algunos grupos, por lo que de antemano estoy consciente de que las horas de presentaciones y debates se alargarán.

Pese a que una reciente encuesta de Dichter & Neira, según reportó un medio local, informa que la mitad de los encuestados (la muestra fue de 1,200 personas), calificó la gestión de la Asamblea Nacional de “mala”, siento optimismo por el trabajo realizado. Quizás este Órgano del Estado no ha logrado proyectar las tareas cumplidas con la efectividad que se necesita, o le ha resultado imposible llegar a la gran mayoría y eso se ha traducido en opiniones que reiteran que los resultados no son buenos.

En sus archivos, la Asamblea mantiene el recuento preciso de los anteproyectos presentados, los proyectos examinados y las leyes aprobadas, documentos accesibles, que pueden ser consultados. Si alguien hace este ejercicio se percatará de que los diputados y diputadas sí hemos trabajado... y bien.

Probablemente, por tratarse del foro político por excelencia, la percepción muy superficial que se pueda tener es la de aquellos momentos de debates encendidos, que son los más cubiertos por losmedios de comunicación, pero, en realidad, hay un gran mundo de actividad constante, investigación, consulta, y muchas horas de dedicación a través de las Comisiones de Trabajo.

Lo cierto es que pese a todo ese escepticismo, por intermedio de una encuesta, mi recomendación es seguir de cerca la brega de la Asamblea para que así cada quien pueda hacerse de una real tesis sobre el acontecer diario del primer Órgano del Estado. Obviamente, como en cualquier universo, hay factores que pueden alterar el orden del producto final, pero son los menos. Apelo al voto de confianza para la Asamblea Nacional. Las relaciones preferibles entre gobernantes y gobernados tienen su mejor fundamento en el poder de la credibilidad por parte de ambos grupos, sin que medien las premisas subjetivas.

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