• 26/09/2008 02:00

El monstruo por dentro

Hay monstruos grandes y pequeños. Existen los de las fábulas y aquellos que nos asustan cuando somos niños, a la hora de dormir.

Hay monstruos grandes y pequeños. Existen los de las fábulas y aquellos que nos asustan cuando somos niños, a la hora de dormir.

Pero también existen gobiernos que se comportan como tal, permitiendo a sus familiares y empresas que destruyan nuestra naturaleza.

Salen de la oscuridad y atacan a nuestras familias con proyectos de leyes inmorales.

Permiten —por omisión o incapacidad— que asesinos y ladrones se apoderen del país, quitándonos nuestra seguridad.

El alcalde de la ciudad de Panamá y ex precandidato del PRD, Juan Carlos Navarro, suele hablar como un político, pero en ocasiones nos dice la verdad, como cuando censuraron sus cuñas televisivas y nos dio una breve descripción de lo que eran capaces los que lo rodeaban en su gobierno.

Ahora el monstruo se ha despertado y sale de día en busca de los inocentes.

Nunca en nuestra historia habíamos tenido un gobierno que alentara el asesinato de los no nacidos, la destrucción de las familias, y ahora pretende robar la inocencia de nuestros hijos, con anteproyectos como el de la Ley Integral de Salud Sexual y Reproductiva, que han llevado a la Asamblea Nacional de Diputados.

Ésta, nos quita a todos los padres la potestad de educar a nuestros hijos y orientarlos en el campo de la sexualidad; los pone en grave riesgo y les quita su dignidad como seres humanos.

No creo que tanta maldad provenga de los panameños.

Si lees los diarios de Latinoamérica verás que es como una sombra global que cubre a muchos países, con el beneplácito y apoyo de sus gobernantes.

Dice la Biblia: “por sus frutos los conoceréis”. Y estamos viendo los frutos amargos. Ya nadie podrá decir: “Yo no sabía”, “No me dijeron”.

El Consejo de Gabinete aprobó este anteproyecto de ley, con los obispos Católicos, fuera del país... sin que nadie hiciera una objeción de conciencia ni le dijera al presidente de la República, Martín Torrijos Espino: “Lo lamento, no puedo aprobar algo que le hará daño a mis hijos y a las futuras generaciones de panameños”.

Yo no puedo callar. Ni tú tampoco, ante este atentado vil a tu familia y a tus hijos.

El monstruo debe volver a la oscuridad, de donde salió.

Nos basta saber lo que el buen Jesús nos dijo sobre aquellos que buscan escandalizar a los niños, para saber la gravedad del escándalo.

En nuestro caso, robándoles la inocencia del corazón, la pureza del alma. ¿Acaso les importará?

“Pero si alguien escandaliza a uno de estos pequeños que creen en mí, sería preferible para él que le ataran al cuello una piedra de moler y lo hundieran en el fondo del mar”. (Mateo 18, 6)

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