• 30/09/2008 02:00

Análisis de coyuntura

La primera vez que el presidente Martín Torrijos aspiró a la Presidencia, es justo señalar que, muy a pesar de lo que se presentaba como...

La primera vez que el presidente Martín Torrijos aspiró a la Presidencia, es justo señalar que, muy a pesar de lo que se presentaba como una eventual victoria, la realidad de entonces daba cuenta de un agotamiento y desgaste de la administración del Dr. Ernesto Pérez Balladares, agravados con las leyes que privatizaron las empresas estatales, que se observaron por el electorado como antipopulares, seguido de la intención reeleccionistas, que se constituyeron en variables que incidieron en la victoria de la ex presidenta Mireya Moscoso.

Otro tanto ocurrió con este último periodo, donde la administración Arnulfista terminó con un fuerte desgaste, afectada por una percepción ciudadana que la caracterizaba como un gobierno que careció de un proyecto nacional y de Estado, corroido por el mal manejo de la administración.

La realidad de hoy da cuenta de un fenómeno interesante que distingue la actual administración de las que les precedieron, en el sentido de que faltando pocos meses para que termine su periodo los índices de calificación y legitimidad social, no sólo del presidente, sino del gobierno, en la media latinoamericana y comparado con las últimas administraciones, constituye un porcentaje alto. Mismo que pudiera aumentar, dado que en los próximos meses se estarán concretando obras de un impacto social inmenso, que involucran a miles de panameños de diversas regiones del país, como la potabilizadora para Panamá Oeste; lo mismo que la construcción del hospital de Panamá Este, al igual que la autopista Panamá-Colón. La gestión de Torrijos y del PRD, en muchos casos, en cuanto a obras ejecutadas e impacto humano, supera con creces a las administraciones anteriores.

Sin lugar a dudas, lo anterior constituye un dolor de cabeza para la oposición, y de allí que, en los próximos meses, Martín y el gobierno constituirán el blanco a golpear por sus adversarios oposicionistas, lo anterior como una vía para enervar y deslegitimizar social y políticamente a la ingeniera Balbina Herrera Araúz, quien tiene sus propios méritos, sobre todo por su gran arraigo en los sectores populares y medios de la sociedad y ha revelando una gran capacidad interlocutoria de los problemas y aspiraciones de la mujer panameña.

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