• 28/10/2008 01:00

De extremo a extremo

El país ha estado sumergido entre grandes presiones que se oponen. Es decir, unas positivas y otras negativas. Los extremos que represen...

El país ha estado sumergido entre grandes presiones que se oponen. Es decir, unas positivas y otras negativas. Los extremos que representan a una u otra han gravitado tremendamente sobre la vida nacional, al punto que no le ha permitido el suficiente espacio al hombre panameño para la reflexión serena y franca.

Desde luego, ni una, ni otra han permitido —por la forma como se han sucedido— que sean lo suficientemente dimensionadas y valoradas en beneficio del nacional, por un lado, y censurada por sus efectos negativos, por el otro lado.

El caso del colonense Irving Saladino llenó de gloria universal a Panamá, y a toda América Latina. Fue una coyuntura que alzó los ánimos y tensó el sentimiento de panameñidad. Era este un extremo positivo que llenó los espacios, en todos los sentidos en el país, el cual marcó una página dorada en el deporte y en la cultura de la Nación.

Cuando aún estaba en las mentes el triunfo de Saladino, el país se movió al otro extremo: la pérdida de las esculturas, “Juegos de Antaño”. Fue este un rudo golpe a la esencialidad misma de la patria. Se lastimó con severidad a la ciencia, al conocimiento, y al quehacer cultural. No se escatimó esfuerzo, por desaparecer algo que era muy nuestro, y con ello mostrábamos, nuestra condición de pueblo insensato ante la producción humana.

La proeza de la santeña Margarita Henríquez regresa al país al extremo de la realizaciones insuperables. Puso de manifiesto las potencialidades de la mujer y ese talento parte del ser panameño.

Y sin haber salido del éxtasis, por la gloria alcanzada por Margarita, el país se ubica en otro extremo: el caso del ministro de Gobierno y Justicia, el colonense, Daniel Delgado Diamante. Se trata de un asunto altamente delicado, con ribetes incluso internacionales, que retrotrae a la época la dictadura.

Es un extremo en que está el país altamente peligroso, justamente por el escenario político que se va diseñando, que puede exacerbar los ánimos, principalmente del hombre panameño excluido, y a quien la justicia le llega tardía o simplemente no le llega.

Es claro que los políticos deben sacar sus manos de este asunto, que debe quedar en la esfera de los encargados de la justicia. Porque no es cómodo el planteamiento de la candidata presidencial del PRD sobre que cree en Delgado, lo cual equivale a decir que no cree en lo otro, o en lo que se está señalando.

Lo cierto es que el alejamiento de la cartera de Gobierno y Justicia permitirá que las investigaciones se hagan sin presión, por lo que bueno sería que dure el tiempo requerido fuera de la posición para que la situación sea expuesta con claridad.

Los extremos a los que se ha sometido al país lo han llevado a una situación de tirantez, que si bien lo enaltece por un lado, por el otro lo lleva a un estado de perturbación.

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