• 02/11/2008 01:00

El árbol de la enseñanza

Me decía Pedro que fue a visitar a su abuelo en su hacienda llamada “Sabiduría”, al cual tenía más de 10 años que no iba a visitarlo. Su...

Me decía Pedro que fue a visitar a su abuelo en su hacienda llamada “Sabiduría”, al cual tenía más de 10 años que no iba a visitarlo. Su abuelo estaba interesado que él aprendiera a conocer la importancia de los árboles en nuestra vida. En dicho lugar habían diferentes tipos de árboles medicinales y frutales; pero a Pedro le llamó la atención el “Árbol de la Enseñanza”. Me explicaba Pedro, de quien soy su amigo de infancia, lo siguiente: “Mi abuelo expresaba que ese árbol nunca debería conocerlo ni subir a través de sus ramas, porque tenía que estar preparado. Está lleno de misterios y cada rama es como una persona con un corazón específico”. En el diálogo Pedro le comenta a su abuelo que ese árbol tiene características fuertes; en cambio, el abuelo le contestó que no todo lo que brilla es oro.

Pedro narra que se quedó con la curiosidad y una mañana decidió trepar el Árbol de las Enseñanzas. A medida que avanzaba, observaba el árbol lleno de personas. Conoció nuevas amistades que le dijeron que para seguir subiendo tenía que pedir ayuda y así fue que pudo continuar ascendiendo. Durante el peregrinaje se incrementó su relación y fortaleció la amistad. Todavía Pedro no entendía por qué su abuelo le decía que no se confiara de ese árbol. “Si soy feliz en este lugar, hay muchas fiestas, compañerismos, solidaridad, se come de un mismo plato y siempre nos estamos ayudando y apoyando en todo, de igual manera como es en la cuidad”. Al llegar a la cima Pedro recibió un estremezón, pues pisó mal, iba cayendo. Lo primero que pidió fue ayuda y socorro a sus verdaderos amigos. Sólo observó la indiferencia, algunos veían cómo caía, otros reían, murmuraban, muchos permanecieron callados.

Ahorra Pedro comprendió lo que decía su abuelo. Lo trascendental, es que sintió la mano de una persona amiga sin rostro, pero llena de energía y esperanza. “¡Creo que fue Dios!”, me dijo. De veras que para trepar en el Árbol de la Enseñanza hay que estar preparado, porque hay mucha apariencia y falsedad.

El abuelo de Pedro tenía razón sobre el Árbol de las Enseñanzas. Es el que prepara a las personas para la vida, es una enseñanza única que tarde o temprano le llega a cada persona de diferente manera.

El Dr. Rick Warren en su libro una “Vida con Propósito” señala que “la vida desde la perspectiva de Dios es una prueba, un fideicomiso y una asignación temporal”. Dios probó a Abraham cuando le pidió que le ofreciera a su hijo Isaac. También a Jacob cuando tuvo que trabajar más años de los previstos para ganarse a Raquel como esposa. José, Ruth, Esther y Daniel pasaron por pruebas y fueron superadas. Dios siempre te pone pruebas que Él sabe que puedes cumplir. Él quiere probar tu carácter y tu fe. Ese susto que vivió Pedro le sirvió para conocer más a las personas. Estoy seguro de que se levantará nuevamente de las cenizas con celo, fervor y constancia. Te recomiendo Pedro que pongas esta experiencia en práctica.

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