• 19/12/2008 01:00

Injusticia: el nuevo rostro de la inoperancia

La responsabilidad, puntualidad y disciplina son aspectos inseparables en la formación integral del individuo que mantienen la mesura y ...

La responsabilidad, puntualidad y disciplina son aspectos inseparables en la formación integral del individuo que mantienen la mesura y el equilibrio entre lo que puede hacerse y lo que no debe hacerse; son directrices que permiten el desempeño meridiano de quien las posea bajo cualquier escenario o circunstancia en que la vida nos pueda colocar. Se trata de patrones socio culturales que se engendran desde la interioridad del hogar y que bien llevados pueden consagrar y engrandecer la trayectoria de una persona; de lo contrario, pueden llegar a convertirse en el talón de Aquiles del mejor de los profesionales, indistintamente del campo en que se agite.

Ahora comprendo por qué desde muy pequeño solía escuchar: “quien llega tarde a clases, seguramente terminará llegando tarde al trabajo”.

Hoy es Panamá quien se retrasa y queda excluida de una importante cita con sus productores, el comercio global y el progreso nacional.

El escándalo que gira en torno a la pérdida de las preferencias arancelarias que la Comunidad Europea otorga al país, pone de manifiesto una vez más: —el poco interés y compromiso de quienes en su condición de embajadores comerciales han faltado a sus obligaciones; y —la necesidad de establecer mecanismos que impongan un alto y sancionen las arbitrariedades e imprecisiones de algunos funcionarios que ya en otras ocasiones le han costado al Erario sumas onerosas a razón de su ignorancia inexcusable o negligencia operativa, como se le quiera llamar. Sin embargo, lo peor del caso es que nuestra máxima autoridad, en nombre y representación del Estado, intente endilgar esta falta de seriedad y responsabilidad gubernamental a la injusticia de un organismo comercial que capta un tercio del total de las exportaciones nacionales, a sabiendas de que el incumplimiento de esta formalidad era una causal previamente establecida para descalificarnos y excluirnos de las prerrogativas arancelarias ofrecidas por este cotizado bloque.

Señor Presidente, sus declaraciones justificando tan absurdo proceder demuestran un profundo desconocimiento de la magnitud y trascendencia de los hechos o su escasa voluntad para mantener separadas las decisiones políticas de los asuntos de interés nacional. Para usted los $30 millones anuales que podría costar el desatino de sus colaboradores ejemplifican el precio de la factura que solidariamente los panameños debemos desembolsar para mitigar el suceso; pero, para quienes nos empinamos por encima de las apariencias, sabemos que el valor de esta imprecisión arrastra secuelas incalculables a medio y largo plazo que van desde el deterioro de la imagen comercial del país hasta el nefasto precedente histórico que a partir de la fecha hemos sentado ante la faz de la comunidad internacional.

Como nación, bajo ninguna circunstancia podemos soslayar y aceptar su alucinógeno discurso que pretende hacer de la injusticia, el nuevo rostro de la inoperancia. Exigimos de manera inmediata la destitución de los culpables de este afrentoso acontecimiento, que junto a sus palabras insultan el intelecto de quienes una vez más hemos sido sentenciados a pagar el precio de la ineptitud e irresponsabilidad de los miembros de su gobierno que puntualmente asisten a cumplir sus delicadas tareas, a la mal acostumbrada hora panameña.

-El autor es financista y docente.alfasa13@cwpanama.net

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