• 07/01/2009 01:00

¿Por qué apoyo a Martinelli?

Durante 45 años milité en el mismo partido: abracé la ideología social—cristiana desde los 18 años cuando cursaba mi primer año de unive...

Durante 45 años milité en el mismo partido: abracé la ideología social—cristiana desde los 18 años cuando cursaba mi primer año de universidad. En el ‘67, apenas mayor de edad, me inscribí en el PDC, en los tiempos en que éramos tan pocos “que cabíamos en un Volkswagen”; por nuestro revolucionario pensamiento nos decían sandías: verdes por fuera y rojos por dentro; a pesar de ello, éramos los principales adversarios de los rojos, en ese tiempo simples ñángaras.

En el ’68, con veintidós años, vi frustada mi aspiración de ser concejal del distrito capital; en el ’84 —tiempos llameantes de la dictadura— gané mi primera curul, desde la cual combatí a más no poder a los militares y a sus secuaces de entonces: los del PRD.

En el ’89 fui electo con el mayor número de votos de cualquier legislador a nivel nacional; cuando en el ‘94 el PDC se desmoronaba, perdí aparatosamente mi segunda reelección.

Por 17 años consecutivos estuve en la dirección de mi partido; siendo su secretario general en el ’80 cuando logramos inscribirnos, acumulando el PDC en esa primera elección el 21% del voto nacional.

A mediados de 2008 dejé el PP, sucesor de la Democracia Cristiana; como le digo a mis amigos, hacía años que sentía que ése no era mi lugar; que no estaba allí.

Decidí apoyar la opción de cambio de Ricardo Martinelli, a quien había adversado; al hacerlo público, el 15 de julio pasado, Ricardo aceptó convencido de la lección que para su partido supuso mi denuncia.

Parece que quienes lo ven hoy como un posible ganador le quieren encarar todo su pasado político, incluyendo aquella denuncia mía. Es como si ahora yo recriminara a mis ex copartidarios, acosados tan duramente en la dictadura por gente como Balbina Herrera, por su apoyo a la ex batallonera, hoy “demócrata ferviente”. Cada cual justifica lo suyo y no habrá quien cambie sus directrices, aunque éstas sean eminentemente particulares, como preservar los puestos que ahora tienen.

Panamá ha estado gobernada desde 1968 por dos partidos: PRD (y los militares) y el Panameñista. El timonel del Estado urge de un cambio para que la nave avance en aguas de progreso integral para todos. La única opción se llama Martinelli. Ser humano al fin, no es — ni pretende ser — perfecto. Para quienes toda su vida han estado cobijados por puestos gubernamentales o negocios que construyeron sus antepasados, la admirable independencia de Ricardo les debe resultar chocante, a Dios gracias ésos no son mayoría.

Lo que sí reflejan cada vez más las encuestas es el decir del pueblo para el 3 de mayo de 2009: votarán por el cambio , votarán por Martinelli.

-El autor es escritor, abogado, catedrático y político.gcochez@cableonda.net

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