• 16/01/2009 01:00

A 45 años del 9 de enero

Muchos tratan de sacar del contexto histórico los sucesos del 9 de enero de 1964. Su esencia consistió en un deslinde de la contradicció...

Muchos tratan de sacar del contexto histórico los sucesos del 9 de enero de 1964. Su esencia consistió en un deslinde de la contradicción que surgió con la firma del antipanameño Tratado Hay Bunau — Varilla en 1903. Este Tratado rubricó la suerte nefasta del protectorado del Estado “nacional” naciente, desgajado, por diversas razones. Fue la cuna de una subsiguiente clase dominante panameña que convirtió la separación de Colombia y la adhesión al poderoso imperialismo yanqui en un gran negocio.

Esta vergonzosa conquista yanqui y burocracia genuflexa, dio paso a su vez al rechazo de este entreguismo, originando un antagonismo entre la oligarquía panameña y sus mentores colonialistas yanquis y las fuerzas patrióticas del pueblo panameño.

En esa ruta liberadora sobresale la expulsión de las bases militares existentes durante la Segunda Guerra Mundial.

Ello abrió la trocha para lo que habría de suceder con el alzamiento popular antiimperialista del 9 de enero de 1964, lo que indujo por acumulación bajo el signo de “un solo territorio, una sola bandera y un solo Estado”.

Como los oligarcas continuaron en el poder, pronto acudieron a negociar un nuevo tratado que, también, fue rechazado, conocido como “los tres en uno”.

Este, sumió a la oligarquía en una mortal crisis política y moral de 1968, creando un vacío de poder que por inercia lo llenó la corrupta Guardia Nacional. El perfil de este golpe era evitar que las fuerzas progresistas y de la izquierda en ofensiva en esos momentos se hicieran de ese poder descabezado.

El impulso natural del pueblo, panameño, hacia la liberación nacional y la democracia hizo inviable la continuidad del régimen gorilista impuesto y provocó un viraje en la Guardia Nacional, después de un golpe militar interno fallido en que el general Torrijos, sobreviviente de la asonada, para continuar en el poder tuvo que tomar las banderas liberadoras. El resultado fueron los Tratados Torrijos-Carter. No obstante, ha quedado la tarea de eliminar el Tratado de Neutralidad, remanente ignominioso de ese pasado perverso de nuestra historia. Por eso el espíritu liberador que motivó el 9 de enero sigue vigente.

La lucha no ha terminado, continúa en un nivel más avanzado y en otras condiciones. Estamos ante las condiciones bipartidistas infames de la partidocracia impuesta por la invasión yanqui en el 89, que han llevado a nuestro país al desastre que estamos viviendo.

Los intereses imperialistas y de sus lacayos panameños, especialmente los de turno, nos están llevando a una catástrofe que, una vez más, pretenden continuar en el poder en las próximas elecciones. Frente a esto la única salida es que el pueblo como un solo puño repita su acción independiente y combativa por la libertad que reventó el 9 de enero para salvar a nuestra Nación.

*Coordinador general del Partido del Pueblo.taniaeb@hotmail.com

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