• 07/02/2009 01:00

¿Quién será “de las circunstancias”?

En los Estados Unidos de América, luego del resultado electoral del 4 de noviembre, pareciera que la percepción de que la historia trans...

En los Estados Unidos de América, luego del resultado electoral del 4 de noviembre, pareciera que la percepción de que la historia transcurre ante nuestros ojos está dada sobre todo porque Barack Obama se presenta como “el hombre de las circunstancias”, que es lo mismo que decir el líder apropiado para un momento particularmente crítico de la vida de su país, dotado de ciertas cualidades indispensables para iniciar un proceso de regeneración moral y política de la gran potencia del Norte.

En Panamá, ahora en plena campaña electoral para elegir al próximo presidente o presidenta de la República, cuya cita está prevista para el domingo 3 de mayo próximo, se ha planteado finalmente la lucha por el poder entre dos grandes fuerzas políticas: la “Alianza por el Cambio”, de oposición, compuesta por los partidos Cambio Democrático, Unión Patriótica, Panameñista y Molirena, liderada por Ricardo Martinelli, y la “Alianza Programática de Gobierno”, formada por el Partido Revolucionario Democrático y sus aliados, Partidos Popular y Liberal, que lidera Balbina Herrera Araúz. ¿Quién será “de las circunstancias” en Panamá? La respuesta y decisión final corresponde al mandato de la ciudadanía.

Los medios de comunicación, alimentados por una bien pagada campaña publicitaria, no cesan en su empeño de divulgar las consignas de los bloques en pugna, en su lucha interesada por alzarse con la victoria en las elecciones de mayo, como dejamos dicho. Se habla mucho sobre “el cambio”, colmado de optimismo, como ocurrió en los Estados Unidos de América, con la elección de Barack Obama, quien se convirtió en el portavoz de grandes esperanzas de la sociedad norteamericana en su conjunto.

Obama dijo en un acto frente al Lincoln Memorial: “Las personas que aman este país pueden cambiarlo”, lo que provocó una reacción entusiasta de los miles de asistentes. En Panamá también se insiste en hablar de la necesidad de “un cambio”, pero en nuestro caso, eso dependerá de quién le corresponda dirigirlo: “un hombre o una mujer de las circunstancias”. Son muy altas las expectativas, y eso ya es un problema. Gobernar supone hacer opciones, lo que implica que no se puede dar en el gusto de todos. En menos de tres meses termina la epopeya del camino hacia el Palacio de las Garzas, en la que son tres los portavoces de los sueños de justicia de mucha gente. Empezará, con el ganador o ganadora de las elecciones presidenciales, a partir del mes de julio de 2009, el trabajo cotidiano de traducir esos sueños en actos coherentes.

Quien resulte triunfador(a) heredará las catástrofes en la seguridad ciudadana, en la educación, en la salud, y en el transporte público, además deberá enfrentar los flagelos de la corrupción administrativa, la violencia y la delincuencia juvenil generalizada. Deberá llevar las riendas de empresas públicas carcomidas por el desprestigio institucional. Tendrá la oportunidad de implementar cambios profundos que permitan que la Nación panameña nuevamente sea mirada con respeto y admiración, tanto dentro como fuera del país. No cabe duda de que el nuevo gobierno tendrá asuntos urgentes que atender, así como reformas estructurales que realizar en los ámbitos económico y social para devolverle la fe y la esperanza al pueblo, de manera que su patrimonio sea administrado en forma transparente, en aras del bien común y el bienestar de la patria.

-El autor es pedagogo, escritor y diplomático.socratessiete@gmail.com

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