• 13/02/2009 01:00

Lo positivo de Martinelli

El esperado debate presidencial del martes, al que solo se presentó la candidata Balbina Herrera, le permitió proyectarse más allá de la...

El esperado debate presidencial del martes, al que solo se presentó la candidata Balbina Herrera, le permitió proyectarse más allá de la coyuntura electoral. Sola en el escenario, la abanderada del PRD aprovechó la máxima audiencia nacional para plantear lo que consideró fundamental: dar a conocer su plan de gobierno con propuestas concretas para solucionar los problemas más acuciantes de la población, como son educación, salud, seguridad y transporte público. Reconoció que su camino hacia la Presidencia no será fácil. Pero es una mujer de experiencia y resultados, que defiende su proyecto político frente al candidato Martinelli que se vende como producto de supermercado y representa un cambio al vacío. “No se tiren barranco abajo. Eso no es cambio, es retroceso”, advirtió.

Denunció a Martinelli como parte del problema del alto costo de la canasta básica. Para contrarrestarlo propuso la creación de una red de mercados comunitarios. Lo retó a justificar la forma cómo ha amasado una fortuna de $400 millones. Desnudó a Martinelli como un depredador que construyó su capital a través de la compinchería con militares y políticos; que se hizo de un monopolio en el que cobra mucho, entrega menos y destruye la competencia real o potencial. Balbina hizo un llamado a los empresarios a distribuir la riqueza para preservar la estabilidad política y mantener la dinámica de desarrollo económico y social. “Soy la diferencia y quiero que le vaya bien a los empresarios”, resaltó. Al asumir su pasado, reconoció que en el gobierno PRD hay cosas que no se han hecho bien. Además es distinta al presidente Martín Torrijos, pero los unen las coincidencias de compartir una visión transformadora del país.

Martinelli, por el contrario, no ofrece un proyecto de Nación. Se jacta de tener todo lo que el dinero puede comprar, incluso partidos. Solo le falta la Presidencia de la República. Con ese fin ha sumado pactos electoreros que hará añicos en el supuesto de ganar las elecciones. Carece de una propuesta con sentido de Estado, incluyente, que fortalezca la democracia, porque no la practica ni en sus empresas ni en su partido. Lo que ha hecho es acumular riqueza por las condiciones del mercado, permitidas en un país con enormes desigualdades e iniquidades sociales. Martinelli nunca ha reconocido la competencia comercial, menos las diversidades políticas. Su patología es una anomalía, un accidente en el ancho paisaje político del país, porque anima los enconos sociales en una nación que gradualmente ha ido reconciliándose consigo misma.

En todo esto hay que ver lo positivo. Martinelli es como un maestro involuntario. Está enseñándole al país lo que no hay que hacer, lo que hay que abandonar, si esta Nación apuesta a concebir la política como el horizonte del sentido social y construir un entramado de relaciones y vivencias comunes. La contracara es Balbina, su propuesta con sentido de Estado, profundiza en las transformaciones que permitan forjar un Panamá de consensos colectivos y de igualdad de oportunidades para todos.

-El autor es periodista. d_olaciregui@hotmail.com

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