• 09/03/2009 01:00

El holocausto diario...

Recientemente se desarrolló una polémica entre el Vaticano y un obispo de nuestra iglesia católica en torno a la opinión del clérigo sob...

Recientemente se desarrolló una polémica entre el Vaticano y un obispo de nuestra iglesia católica en torno a la opinión del clérigo sobre el holocausto ocurrido en la Segunda Guerra Mundial, que afectó a millones de seres humanos, principalmente a hermanos judíos. Terminó en una sanción al subordinado del Vaticano.

Ese hecho me ha llevado a reflexionar una vez más sobre lo que representa el concepto “holocausto”. Indagué en el Diccionario de la Lengua Española y encontré entre otras, esta definición: “Gran matanza de seres humanos”. Significado que utilizaré para desarrollar este escrito.

“Matar es quitar la vida”, indica igualmente el diccionario. Pero al asesinar, eliminamos deliberadamente al prójimo.

Hay diferentes causas y formas que llevan al ser humano a perder la vida antes del tiempo promedio de su existencia. Sobresalen el hambre, las guerras, los accidentes, las enfermedades, el suicidio, catástrofes naturales, etc.

Me pregunto. ¿No le arrebatamos la vida cada día a nuestros hermanos adultos, jóvenes o niños, cuando nos apropiamos en forma indebida, directa o indirectamente, del sustento para el alimento, la vivienda, su vestimenta, sus medicinas u otros recursos para salud y, consecuentemente, de sus esperanzas?

Destruimos el medioambiente. Lo estimulamos a practicar estilos de vida no saludables: tabaco, alcohol, drogas ilícitas, sexo irresponsable, etc. Factores determinantes y condicionantes en gran porcentaje a los daños a la salud, contribuyendo también así a su desaparición temprana.

Las estadísticas nacionales y mundiales arrojan aún cifras vergonzosas sobre muertes prematuras de niños, jóvenes y adultos, diarias y anuales, por enfermedades prevenibles, desnutrición, condiciones insalubres de vida y débiles o ausentes políticas y acciones de promoción a la salud y prevención de enfermedades.

Se suman las actitudes burocráticas en instituciones de gobierno y agencias internacionales, con las que contribuimos con impuestos y cuotas, en donde las promesas de mejores días se diluyen o fenecen en un inmenso mar de demagogia. Los “mea culpa” a esta hora no compensan esas muertes.

Causas estructurales de estas difíciles situaciones se originan en actos variados de corrupción o indiferencia, que por diferentes vías coartan la vida, contribuyendo al holocausto diario en nuestros países.

Se infiere, entonces, que estas conductas deben ser sancionadas con la mayor rigurosidad, pues finalmente son medios sutiles para eliminar a nuestro prójimo. Pensemos, se ejecutan.. no deliberadamente.. para hacer la diferencia de otros actos. ¿Son homicidios negligentes?

Ojalá que reflexionemos sobre el tema y nuestro país se encamine por verdaderas avenidas de justicia social, que eliminen las causas profundas de nuestros holocaustos.

Se necesitan transformaciones renovadoras. Liberemos a muchos ciudadanos de los “campos de concentración” en donde los tenemos. La crisis económica mundial y la egolatría humana crecientes pueden agudizar estos holocaustos.. Dios quiera que no.

Continúo en mi lucha, quizás, quijotesca.

-El autor es médico.earv31@hotmail.com

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