• 30/03/2009 02:00

La cara positiva del debate presidencial

Si bien es cierto que el debate entre los dos grandes rivales para ocupar la silla presidencial a partir del 1º de julio, no llenó las e...

Si bien es cierto que el debate entre los dos grandes rivales para ocupar la silla presidencial a partir del 1º de julio, no llenó las expectativas de los ciudadanos, no es menos axiomático que una buena dosis de inquietudes despejaron dudas, si no hubiese sido por el desarrollo de ese primer ensayo, sin el cual, nada o casi nada tendríamos que comentar.

Siento que, a pesar de las críticas objetivas que recibió la metodología del evento, su esquema, la hora, el estilo de preguntas y el tiempo para desarrollar los cuestionamientos, el panameño más sencillo percibió la calidad de los expositores.

Por otro lado, los candidatos Ricardo Martinelli y Balbina Herrera se nutrieron de su plan de gobierno de salir electo, aspectos ya hartos conocidos.

De allí que no afloró nada sorprendente para el público y conceptúo que para el futuro tiene que trabajarse sobre la figura real de un debate con un tiempo planificado, que permita al aspirante, desarrollar el tema en cuestión y ofrecer soluciones.

Estimo que, en ese sentido, el pueblo perdió una lujosa oportunidad de medir la calidad del candidato y el peso como administrador de la Cosa Pública.

¿Pero cuál fue la cara positiva del debate recién pasado? Un encuentro que se suponía ser dinámico, violento y agresivo, no lo fue. A pesar de directas indirectas, pasaron desapercibidas. Quedó en el aire sin responder, por ejemplo, el problema de la importación de papas contaminadas; ni tan siquiera la candidata del gobierno se inmutó cuando Ricardo Martinelli mencionó con mucha habilidad “la famosa nota” que no presentó a tiempo el cónsul en Bruselas, hermano de la candidata Herrera y que traumatizó a los exportadores de productos no tradicionales, en perjuicio, además, del Tesoro Nacional.

Pero algo sí aprendimos: observamos una candidata molesta, impaciente, desafiante y con una expresión de llevar a Martinelli al terreno que ella buscaba. A pesar de su correteo en la política por casi 30 años, no demostró un manejo convincente en el verbo.

Por el contario, observamos a un Martinelli tranquilo, sosegado, sonriente, seguro de su intervención y más puntual.

Ello es así, pues los resultados de las encuestas, así lo demuestran.

Significa para los analistas que, a pesar de las inconformidades manifiestas, la intención del voto se mantiene ahora con mejor ventaja, por el cambio Martinelli — Varela.

Las experiencias del histórico debate del 17 de marzo del año 2009, deben indicarle a los organizadores de los mismos la necesidad de introducir los cambios y variantes que se imponen en estos eventos.

-El autor fue legislador de la República.chente-3406@hotmail.com

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