• 20/07/2009 02:00

Menos privilegios para los diputados

De veras que hay que felicitar al equipo del presidente Martinelli, por la pasión que está poniendo en impulsar los cambios diseñados y ...

De veras que hay que felicitar al equipo del presidente Martinelli, por la pasión que está poniendo en impulsar los cambios diseñados y propuestos por el exitoso empresario convertido hoy en la esperanza de un Panamá diferente y enrumbado por el camino que el pueblo exige.

Un país donde se acabe con el “juegavivo” y el latifundio de los poderosos sobre el territorio de los que somos más, pero que tenemos menos o nada.

José L. Varela, presidente de la Asamblea Nacional de Diputados, secunda ese accionar del nuevo gobierno en su sector de influencia, dirigido a derrocar viejos y arraigados esquemas de conducción política, mediante los cuales quienes hacían leyes se arrogaban el derecho de desarrollarlas en su propio beneficio. Y a la vez, engordaban el Presupuesto Nacional con autodádivas y canonjías excesivas para sí mismos, entendiéndolas como prebendas, privilegios y graciosas concesiones como recompensas que el pueblo estaba obligado a darles por habernos cedido “el honor de elegirles” como Padres de la Patria.

Pero, como decía el primer panameño en hacer cambios profundos en el estilo de gobernar —Omar Torrijos—, “no hay mal que dure cien años ni panameño que lo resista” el largo calvario de ver con impotencia el latrocinio, la desvergüenza, la dureza de cara de los “padres de la corrupción” y el odioso crecimiento de sus egos paralelos al incremento de sus bienes y riquezas, por fin encontró su hasta aquí bajo la presidencia de Varela, quien puso fin a una larga y penosa historia de desaciertos en el camino de la política nacional, metiendo en cintura a la diputación al aprobar nuevas normas para el accionar del Legislativo, que seguramente servirá de “grúa” para elevar el nivel de aprecio ciudadano después del trágico y disminuido papel jugado por los diputados, especialmente los que actuaron durante las administraciones anteriores y que en el caso de los más recientes se pasaron cinco años prometiendo que iban a corregir las cosas, pero no hicieron nada, y al final dejaron en el más bajo nivel su situación política y humana frente a la percepción pública que les condenó en su gran mayoría al aislamiento moral.

Pues, hoy, eso se acabó, solo con la disposición inmediata de Varela y su junta directiva. La bancada de la hoy oposición pudo haber realizado esos cambios en su gestión y elevar la imagen negativa de todos, pero ahora, sumisa y cabizbaja, ha tenido que aceptarlos.

*Periodista.erluga@cwpanama.net

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