• 20/08/2009 02:00

Del Parlacen...

No puedo iniciar este artículo, sin hacer un recuento histórico de los hechos que dan a luz a la más importante institución parlamentari...

No puedo iniciar este artículo, sin hacer un recuento histórico de los hechos que dan a luz a la más importante institución parlamentaria de nuestra Región, el Parlamento Centroamericano (Parlacen).

Y es que, gracias a Dios, Centroamérica es hoy una región de paz y democracia, pero hace 20 años estaba inmersa en conflictos bélicos, en convulsiones sociales, era una región convertida en el polígono de tiro de las superpotencias de ese entonces. Los panameños no éramos ajenos a esos problemas, que nos afectaron a través de la migración en masa de familias enteras que se refugiaban en Panamá huyendo de los problemas bélicos, los cuales también imposibilitaban el comercio con nuestro país y limitaban el desarrollo turístico para nosotros.

Ese periodo sombrío para Centroamérica acabó el 25 de mayo de 1986, cuando los entonces presidentes de la Región, con el acompañamiento efectivo de los países amigos, decidieron firmar, de manera autónoma y soberana, los Acuerdos de Esquipulas. Y quiero destacar este hecho, pues, lamentablemente, pasa inadvertido para la mayor parte de los panameños y es que hace 20 años acabó la guerra en la Región, terminó la intolerancia política, acabó la censura, la persecución y el destierro. Muchas veces menospreciamos esta realidad y creemos que no hemos avanzado o que no hemos servido para nada, pero nos equivocamos y no entendemos, por falta de conocimientos, que los panameños fuimos víctimas de esa guerra, de esa persecución, encontrándonos más de una vez clandestinos o formando parte de la interminable lista de desaparecidos.

Hoy, quiero aprovechar éste artículo para rendir un homenaje a esos históricos Acuerdos de Esquipulas, que gestaron un tratado de paz firme y duradero, quizás el más firme y duradero que se haya firmado entre regiones en conflictos en todo el mundo. Y debo destacar a sus protagonistas y a todos los aliados que apoyaron a Centroamérica. Desde los procesos de paz en Manzanillo y Contadora, y el liderazgo que imprimió a este importante proceso de pacificación Omar Torrijos; posteriormente la línea política que retomaron hombres de la talla y visión de Marco Vinicio Cerezo, Daniel Ortega, Óscar Arias, José Napoleón Duarte y José Azcona (q.e.p.d.). Aquí debo resaltar un hecho importante, a diario escucho decir que Costa Rica no pertenece al Parlacen, lo que es un error, pues, el mismo presidente actual de ese país fue el que firmó los Acuerdos de Esquipulas, los cuales le dieron vida al Parlacen, y si no envían delegación, no es porque no quieren pertenecer, sino porque no quieren modificar sus leyes electorales para que se elijan diputados para ese fin, y siempre han propuesto que ellos integrarían la institución con diputados de su Asamblea Nacional, lo que sería tema de otro análisis completo.

El apoyo europeo de ese entonces fue tan influyente que lograron que se fundara el Parlacen a imagen y semejanza del Parlamento Europeo, convirtiendo al Parlacen en el segundo Parlamento de integración regional más importante del mundo, después del Europeo por supuesto, y aún continua ese apoyo al incorporar el Parlacen a la Asamblea Parlamentaria Eurolatinoamericana (Eurolat), la cual es responsable de orientar los acuerdos de asociación entre Europa y América Latina y donde Panamá está representada con dos diputados del Parlacen; y de los países de Norte y Sudamérica que conformaron el grupo de amigos y el grupo de los ocho, ellos también siguen apoyando el fortalecimiento del Parlacen, porque México y Venezuela son miembros observadores permanentes. Y República Dominicana, en su afán de no quedarse por fuera de todos los beneficios que de esto emanan, luchó por más de siete años para ser considerada miembro pleno del Parlacen. Precisamente, el Parlacen es hoy el más importante órgano del proceso de Integración de Centroamérica, y es porque debe su génesis a esos Acuerdos de Esquipulas. No puedo iniciar una defensa oficiosa del Parlacen sin hacer este recuento histórico, porque todo el que arremete contra él es en principio porque no lo conoce y, peor aún, porque no sabe el grave daño político y de imagen internacional que le causa a nuestro país y desarrollo.

El Parlacen, como expresión de reconciliación de la Región, es donde hoy confluyen en el marco del debate abierto, franco, directo y tolerante los que ayer se enfrentaron en los campos de batalla; pero hoy se plantean la necesidad de garantizar el mantenimiento de esa paz firme y duradera, atendiendo los problemas sociales más cruciales que enfrentan nuestros pueblos. Si bien ya no ruge la voz del cañón en nuestros campos, nuestra juventud sigue muriendo a causa de la violencia, la delincuencia y la drogadicción; nuestras mujeres siguen siendo excluidas socialmente, incluso se incrementa macabramente el índice de mujeres asesinadas por el simple hecho de ser mujeres; nuestra niñez naufraga hacia un futuro incierto, la distribución de la riqueza se torna cada día más inequitativa, el desempleo es la constante en cada familia de la Región. En este sentido nosotros, los parlamentarios centroamericanos, hemos constituido el puente directo entre las demandas de nuestros pueblos y sus gobiernos y las instituciones de integración regional, lo cual nos faculta para el acompañamiento y para el ejercicio de todos los acuerdos que sean necesarios para salvaguardar los mejores intereses de nuestros conciudadanos.

Por eso en el Parlacen hemos emitido importantes resoluciones y dictámenes, los cuales tienen un beneficio directo a nuestros ciudadanos. Menciono solo dos: La que originó la diputada Mayín Correa, que consistía en la compra general de medicamentos para proveer a toda la Región y que repercutiría en una rebaja realmente inmensa en los costos de las medicinas para todos los centroamericanos; otra iniciativa, que presenté yo, que consistía en crear un registro único vehicular para toda Centroamérica, porque a los panameños les roban sus carros y en el 90% de los casos estos son vendidos en los países centroamericanos y con este sistema sería mucho más difícil. Y créanme que dictámenes como estos, que benefician directamente a toda la Región, hay para editar diez tomos completos, pero no son, en la mayoría de los casos, aplicados ni puestos en práctica por el único inconveniente que tiene el Parlacen, que es la falta de carácter vinculante de nuestras deliberaciones, por lo que estamos sometidos a la voluntad de los gobiernos.

También, por desconocimiento, critican lo que cuesta el Parlacen al país, pero es tan absurda la cantidad, que en verdad se lo puedo admitir a un ciudadano común, más no a un canciller o peor aún a un jefe de Estado. El Parlacen le cuesta al país un millón setecientos mil dólares al año, y para que tengan un marco comparativo, en este país se gastan cuatro millones en un carnaval; y es la misma cuota desde hace 16 años, sin haber recibido ni un solo real de aumento en todo este tiempo, y le puedo jurar que son los diputados peor pagados del mundo, pero de hecho los más afanosos y entusiastas. Pero por falta de recursos al no poder dar a conocer sus logros, se les proscribe de este reconocimiento tan merecido. Ojalá podamos aprovechar esta crisis institucional para que el Parlacen sea evaluado con justeza y no cometamos el más grande revés político parlamentario internacional, el cual contrastaría con lo que históricamente ha sido la posición del pueblo panameños, el cual ha mantenido presencia y vigencia en todos los escenarios internacionales posibles y que en todos ellos nuestro país y nuestros representantes han dejado en alto el nombre de Panamá.

*Diputado panameño, ex presidente del Parlacen.jeps1965@yahoo.com

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