• 27/08/2009 02:00

Bases militares en Colombia

Cada vez son más las voces que alertan sobre la existencia de un George W. Bush dentro del presidente Barack Obama. Su discurso concilia...

Cada vez son más las voces que alertan sobre la existencia de un George W. Bush dentro del presidente Barack Obama. Su discurso conciliador ha sido bien recibido en una América Latina deseosa de ver una nueva arquitectura para reconstruir puentes que anteriores gobiernos habían destruido.

Pero lo que se observa es la continuidad de la política de Bush con otro estilo y otra retórica. Así lo demuestran la ambigüedad hacia el golpe militar en Honduras y el acuerdo mediante el cual Colombia permite a Estados Unidos el uso de siete bases militares.

El objetivo de la Casa Blanca apunta a revertir la fisonomía sociopolítica de la Región, para lo cual el despliegue militar es un elemento indispensable. Colombia trata de asegurar que la ampliación de la presencia militar de Washington es para combatir al narcotráfico y la guerrilla, no para amenazar a los vecinos. Pero la realidad es que desde 1999 Colombia es una base estratégica para las operaciones militares de Estados Unidos en Sudamérica.

Tras el acuerdo militar entre Washington y Bogotá está la ambición del presidente Álvaro Uribe de buscar el visto bueno de Obama para su reelección a un tercer periodo. Pero más allá —sin desviar la atención de la alianza bolivariana encabezada por Venezuela— en el horizonte estratégico de la Casa Blanca está Brasil por las riquezas naturales amazónicas y las reservas petroleras de su plataforma marítima. Una de las bases colombianas, Palanquero, a solo 50 kilómetros de territorio brasileño, ya dispone de un presupuesto de $46 millones para instalar personal y equipo sofisticado de monitoreo y espionaje electrónico.

Brasil dijo que esa acción es una amenaza latente y en su nueva estrategia de defensa incorporó al Amazonas y el Atlántico como uno de sus objetivos centrales. El presidente Luiz Inácio Lula da Silva invitó a Obama a la cumbre sudamericana de este viernes en Argentina, pero la Casa Blanca no enviará a nadie para despejar las preocupaciones. Sus voceros dijeron que Colombia no necesita ayuda para explicar la ampliación de la presencia militar estadounidense.

Sin embargo, ningún gobierno puede caer en la ingenuidad de considerar que la de Colombia es una decisión soberana. Al introducir un nuevo elemento de inquietud regional, Washington pone a prueba la capacidad de resolver las diferencias entre los gobiernos a través de los organismos regionales y los mecanismos de integración. Si estos no han logrado aún concretar las expectativas de unidad, al menos deben servir para conjurar mayores desencuentros, riesgos y amenazas.

Esta nueva escalada militar puede repercutir negativamente en el orden interno de los países y debilitar la estabilidad democrática, la paz y la seguridad en la Región. No está claro si ese es el objetivo de Estados Unidos con la complicidad de Colombia.

-El autor es periodista.d_olaciregui@hotmail.com

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