• 23/12/2009 01:00

“¡Ciudadano, está usted retenido!..”

Las palabras retumbaron en mi cabeza, tenía pegado a la ventanilla del auto a un oficial de la Fuerza Pública, con los ojos inyectados d...

Las palabras retumbaron en mi cabeza, tenía pegado a la ventanilla del auto a un oficial de la Fuerza Pública, con los ojos inyectados de sangre y la pistola en la mano, gritándonos que teníamos que conducir el auto a la Estación de Policía. Esto sucedió al pasar por un reten policial cerca de la entrada de Sabanitas hacía Portobelo, a donde me dirigía en compañía de otro colega, para la practica de una diligencia judicial.

En este punto empezó la odisea para que me informaran las razones para ser sometido a una detención de hecho, limitándose la unidad policial, ya descrita, a decirnos que estábamos “ retenidos por investigación ”, lo que no existe en ninguna norma en nuestro país y que es fruto del léxico militar heredado de los cuarteles. Debo indicar que adicional a semejante vejamen, se nos advirtió no hacer maniobras bruscas con el auto que fuesen interpretadas como una acción de fuga, lo cual, aunado a la exacerbación del policía, hubiese ocasionado una tragedia.

Al llegar a la Estación de Policía de Sabanitas insistí en que me comunicaran las razones por las cuales estaban siendo “ retenido por investigación ”, la única respuesta fue una sonrisa inicua y la actitud de desprecio por parte de los policías, que piensan que todos somos maleantes, al final nuestro pecado fue estar en un auto del mismo color del que había sido reportado involucrado en un secuestro. En esta atmósfera, digna de un cuento de Kafka, que duró una hora, las unidades policiales evidenciaron carencias en el manejo de una simple situación y su falta de respeto hacía los ciudadanos, porque con una llamada habrían podido corroborar en la Personería de Portobelo que teníamos un trámite ante esa dependencia, aunado a que les mostramos los documentos que serían presentados allí, pero prefirieron optar por el “ script ” del amedrentamiento psicológico.

La Carta Magna prohíbe detener sin el previo cumplimiento de las formalidades legales y por autoridad competente, de tal suerte que no es por una simple sospecha o prurito del teniente de turno que se puede mancillar una de las más sagradas garantías fundamentales: la libertad corporal. En mi caso supe manejar la situación, por mi experiencia y formación profesional, pero me pregunto ¿qué sucede con aquel ciudadano lego en estas materias, que es sometido a este mismo trato?, he visto en muchas ocasiones que son retenidos injustamente en los calabozos policiales transitorios o bien sometidos a golpe de tolete si reclamar.

Pero, en conclusión, ¿qué podemos esperar de una organización policial cuyo mayor jerarca aplaude a rabiar a sus subalternos uniformados cuando abofetean a personas indefensas y mancillan sus garantías fundamentales, mientras la delincuencia se ríe a sus espaldas?

*Abogado. irving14772@yahoo.com

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