• 30/12/2009 01:00

Diez preguntas

Mañana pasamos la página y seguramente muchos ya habremos llenado nuestro catálogo de buenos propósitos para el nuevo año: un inventario...

Mañana pasamos la página y seguramente muchos ya habremos llenado nuestro catálogo de buenos propósitos para el nuevo año: un inventario de buenos augurios y muchas promesas de nuevos esfuerzos en la nueva etapa que se estrena el primer día del nuevo año. En ese ambiente en que todo es “nuevo”, me pregunto si existe meta más importante que la de tratar de ser mejores personas. ¿Qué probabilidad habrá de lograrla? Como el atleta que debe entrenarse con disciplina, nuestros buenos propósitos tendrán alguna posibilidad si hemos realizado prácticas de preparación durante el período que termina. Propongo un repaso íntimo —de cada quien consigo mismo— para medir acciones muy personales que pudimos hacer o dejar de hacer durante el año viejo.

1. “Gracias”. ¿Hemos expresado agradecimiento por todas las cosas buenas que nos han sucedido? ¿A todos por los favores recibidos? ¿Lo hemos manifestado explícitamente al prójimo que nos ha regalado su tiempo o su apoyo? ¿Al Todopoderoso por el don de la vida?

2. “Te quiero”. ¿Lo hemos dicho y demostrado a todos los seres queridos? ¿A nuestros amigos? ¿O esperaremos a que fallezcan para entonces lamentar lo que nunca en vida expresamos?

3. “Perdóname”. ¿Hemos reconocido nuestras fallas y sido lo suficientemente valientes y justos para aceptarlas con hidalguía?

4. “Te perdono”. ¿Lo hemos dicho y sentido con sinceridad, a pesar de haber sido víctimas de ofensas, infamias, injurias, maltratos? ¿Somos rencorosos o ya cerramos esos capítulos desagradables? ¿Todavía tengo resentimientos contra alguien?

5. “¿En qué puedo servirte?” ¿Lo hemos ofrecido con genuino calor y deseo de aportar ante una necesidad ajena? ¿Lo hemos hecho a costa de nuestro propio sacrificio personal, sin esperar nada a cambio, solo por la satisfacción de hacerlo? ¿Hemos sacrificado algo sirviendo así a alguien?

6. ¿Mentí alguna vez? No me refiero a una mentira piadosa que no tenga mayor trascendencia. Me refiero al engaño consciente para lograr algún provecho, esconder una falta o evitar una consecuencia adversa. ¿Admití luego la verdad?

7. ¿Cultivé la honestidad? En mi familia, con mis vecinos, en mi trabajo. ¿Puedo mirar a mi cónyuge directamente a los ojos y asegurarle con la mirada que somos una sola pieza? En mi trabajo, ¿cumplo con los principios éticos que me obligan a devolver la confianza con lealtad, dedicación y honestidad?

8. ¿Fui caritativo? ¿Visité algún enfermo o algún detenido en la cárcel? ¿Le dí la mano a algún pobre? ¿Me deshice de bienes materiales que no utilizaba para que sirvieran a quienes los podían necesitar más que yo? ¿Dejé correr al predio del vecino al agua que me sobraba para que también sirviera a sus cultivos? ¿Lo hice calladamente sin intención de obtener un reconocimiento público o un beneficio publicitario del llamado “ marketing filantrópico ”?

9. ¿Compartí alegrías? ¿Traté de contagiar con mi dicha a quienes me rodean para hacerles sonreír y borrar cualquier congoja pasajera?

10. Con el dinero. ¿Fui juicioso al disponer de él? ¿Respeté el principio ético que me impone la responsabilidad de velar por mi familia con el producto de mi trabajo? ¿Ahorré para proteger el futuro de mis hijos? ¿Cumplí con mis conciudadanos pagando mis impuestos?

Si algo parecido hicimos durante el año viejo, entonces hemos entrenado bien para poder vaticinar ahora que seremos todavía mejores personas el próximo año.

*Ex diputada de la República.mireyalasso@yahoo.com

Lo Nuevo
comments powered by Disqus