• 31/12/2009 01:00

Una decisión justa (I)

Hace varios años atrás, acompañé a Haydée Milanés de Lay a su primera audiencia en el Tribunal Electoral. La acusaba el entonces fiscal ...

Hace varios años atrás, acompañé a Haydée Milanés de Lay a su primera audiencia en el Tribunal Electoral. La acusaba el entonces fiscal electoral, Gerardo Solís, de una de las tantas acusaciones que le hizo por varios años sostenidos. Me senté en primera fila junto a Haydée, y vi pasar testigos a favor y en contra. La única diferencia ostensible entre ellos, fue que unos no se atrevían a mirar de frente a nadie, hablaban con un silbido tímido y otros, tenían una mirada transparente, actuaban con mucha naturalidad y terminaban siempre agradeciendo a Haydée su calidad humana.

No veían cómo podían condenar a Haydée de los absurdos de los que la acusaban. Absurdos, porque todo el engranaje estaba sostenido en actuaciones plenamente legales para un legislador o legisladora de la República. Siempre habíamos procurado fondos de una institución o de otra, para que los gobiernos locales realizasen obras sociales. Y siempre habíamos acudido al IFARHU para que le diesen becas a niños y niñas de comprobados escasos recursos. Y justamente, solicitábamos a las juntas locales que administrasen esas becas.

Yo le preguntaba a Haydée ese día: “ ¿Hasta dónde van a llegar? Esto no tiene pie ni cabeza ”. Haydée con ese estoicismo que la caracteriza, me respondía: “ Hasta donde la venganza de mi adversaria los lleve. Pero estaré allí esperándolos y no me podrán doblegar ”.

Y así fue. La hicieron más fuerte de lo que es; la llenaron de la energía de la que están hechos los sobrevivientes. Y Haydée es una sobreviviente. Sobrevivió a la muerte de un hijo de 18 años; en la flor de la vida. Un hijo bueno, sencillo, humilde, que se daba a los demás desde muy joven. Con un carisma que heredó de la madre. Sobrevivió a la exclusión histórica de la mujer negra, darienita, sin padrinazgos políticos.

Sobrevivió a sus soledades personales, clásicas soledades de la esposa de un gallero empedernido. Sobrevivió a sus inseguridades, a los desafíos que el destino le impuso; sobrevivió a ser una apátrida.

*Presidenta del Centro de Apoyo a la Mujer Maltratada y de la Asociación de Parlamentarias y Ex parlamentarias de la República de Panamá (Aparlexpa).gloria.young1@gmail.com

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