• 30/06/2020 00:00

100 días de un Gobierno con más desaciertos que aciertos

Mañana, el presidente Laurentino Cortizo deberá presentar su primer informe a la nación después de su asunción al poder. Estos 365 días de mandato han sido caracterizado por un empantanamiento económico heredado por el Gobierno de Juan Carlos Varela, un discurso folclórico inspirados en anécdotas y sin contenido, y por una pandemia mundial que ha dejado en evidencia las reducidas capacidades de miembros de su equipo.

Mañana, el presidente Laurentino Cortizo deberá presentar su primer informe a la nación después de su asunción al poder. Estos 365 días de mandato han sido caracterizado por un empantanamiento económico heredado por el Gobierno de Juan Carlos Varela, un discurso folclórico inspirados en anécdotas y sin contenido, y por una pandemia mundial que ha dejado en evidencia las reducidas capacidades de miembros de su equipo.

El tema de la inseguridad en el país fue la primera piedra en el zapato del gobernante, que motivó la salida del ministro de Seguridad y el de Gobierno, a pocos meses de estar al frente de sus respectivas carteras. A esto, se sumó la inactividad económica que se profundiza aún más con la llegada del coronavirus a nivel mundial, obligando a todos los Gobiernos del planeta a replantear las acciones y programas aplicables a cada una de sus economías.

En el caso de Panamá, la epidemia de la COVID-19 trajo consigo, entre otras cosas, la desconfianza en la forma en que se administran los recursos estatales que ocasionó la renuncia del viceministro de la Presidencia, y una oleada de críticas sobre los mecanismos de elección de las empresas, los vínculos con altas figuras gubernamentales y los precios de los productos ofertados con un evidente sobrecosto que atizó la ira ciudadana durante la cuarentena sanitaria impuesta por el Gobierno de Cortizo.

Las irregularidades en la distribución de las ayudas humanitarias a un sector de la población y el enigmático costo del hospital modular, la pretensión de adquirir un programa por la Caja del Seguro Social (CSS) por $160 millones, y el anuncio de la ausencia de recursos económicos que traería el colapso de uno de los programas de la CSS son escándalos que dejan en vilo a toda la ciudadanía.

La suspensión de más de 250 mil contratos de trabajo, y la ausencia de apoyo a estas familias, la indiferencia con las disposiciones presentadas y aprobadas por la Asamblea Nacional sobre la Moratoria, los servicios básicos, y el apoyo a la ciudadanía han ocasionado rechazo y desconfianza hacia el mandatario y su equipo en menos de un año en el poder.

Las explicaciones sobre austeridad propuesta por el presidente, que rayan en lo ofensivo y hasta en un disparate, se hicieron públicas cuando recomendaba “racionalizar la porción de agua que debían tomar de una botella y las cinco veces que podrían depositar el drenaje de las vías urinarias antes de halar toilette”, fueron las recomendaciones del gobernante a la crisis y mal servicio del Idaan al inicio de marzo.

El tema de la restricción de movilidad y las medidas emitidas violatorias de los derechos y garantías constitucionales, no dejaron de ser habituales durante esta etapa de Gobierno, propiciando la actuación ante las instancias judiciales y redes sociales de los visos de inconstitucionalidad, por algunos ciudadanos.

Los préstamos solicitados, y la explicación sobre el uso de ellos ha sido ambiguo, porque nadie sabe realmente ¿cuál fue su destino?, enfatizando aún más la desconfianza colectiva.

Dentro de los aciertos, podemos rescatar la reunión con los líderes políticos de la cual no emergió ninguna solución o aporte, parece que fue una reunión de información del presidente a estos, lo que hizo. Información que igualmente apareció difundida y registrada en los medios de comunicación de marzo hasta el momento.

Otra de las actuaciones positivas, después de ver los daños a la propiedad, y heridas sufridas por ciudadanos que pedían una reforma constitucional con temas más amplios, fue llamar a una mesa de diálogo, y designar al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) para que la coordinara.

Las reformas constitucionales representan la obra maestra del terror para la clase política y gobernante del país, porque la sociedad está marchita de la forma de gobernar Panamá, con dobles discursos. Uno durante campaña y otro después de ella, desangrando la confianza y la esperanza de un pueblo noble que ha sido “Puente del mundo y corazón del Universo”. Mientras que, para los ciudadanos de Panamá, constituye un control ante el poder absoluto que tienen los gobernantes.

Lo cierto es que el CORTIZISMO, como estilo de Gobierno o ideología, y la fórmula electoral del 2019 NIGA (Nito+Gaby) enfrentan el desgaste más feroz, que haya podido tener un Gobierno en democracia.

Deben iniciar su segundo año de gobierno recomponiendo los canales de comunicación con quienes los llevaron al poder. Hablo de los ciudadanos panameños, en su totalidad y no con el 33 % que pudo votar en ese momento por ellos. Cifra que ahora podría estar igual o peor que el porcentaje de impopularidad y descrédito en las postrimerías de la gestión del dignatario de un país.

Se ha vuelto costumbre que los expresidentes sean citados e investigados por actuaciones realizadas durante su mandato por ser cuestionadas o desnaturalizas. Aquí es donde nace la interrogante ¿cómo quieres ser recordado?

La respuesta a esta pregunta la tiene usted, presidente Cortizo, usted y nadie más que usted.

Abogado y periodista.
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