• 29/01/2010 01:00

Obama: la gran decepción (o confirmación) del 2009

Difícilmente alguien podría negar que el vertiginoso ascenso al poder del primer presidente negro de EE.UU. le provocara alguna expectat...

Difícilmente alguien podría negar que el vertiginoso ascenso al poder del primer presidente negro de EE.UU. le provocara alguna expectativa. Hubo desde los que opinaron que era lo mismo que ganaran republicanos o demócratas, daba igual McCain o Barack. Tampoco faltaron quienes endiosaron a Obama como el ángel de la guarda que nos cuidaría y McCain era el diablo en persona (tal vez su apellido les recordaba el pasaje bíblico de la muerte de Abel). No interesa ahora debatir lo equivocado de ambos extremos.

Sin desmedro de que se trató de un acontecimiento histórico, impredecible pocos meses antes, pasó poquito tiempo para que la flamante administración Obama mostrara su verdadero rostro. Rápido enterró las ilusiones de quienes pensaban que la llegada de un presidente negro implicaría un cambio en la política exterior de la potencia imperialista. Ilusos que olvidaron el poder del aparato militar industrial y las insaciables empresas transnacionales, que extienden sus tentáculos sobre la Casa Blanca, el Congreso, el Senado y las agencias de seguridad, en uno de los sistemas políticos más corruptos del mundo.

La sinrazón (o estupidez humana) tuvo su corolario en la designación absurda de Barack Obama como Premio Nobel de la Paz, quien no ha hecho absolutamente nada por la paz y ha demostrado su gusto guerrerista al buen estilo de la dinastía Bush. Algunos hechos lo demuestran:

La masacre de Afganistán y Pakistán : Obama prometió finalizar la guerra que su antecesor había iniciado. Sin embargo, mantiene las tropas en Irak, ha mandado más soldados a Afganistán y terminó de despedazar la endeble estabilidad de la región, arrastrando a Pakistán a una aberrante crisis humanitaria que afecta a centenares de miles de personas.

Centro de Torturas de Guantánamo : Durante la campaña electoral prometió que en enero de 2010 cerraría el vergonzoso centro de detención que ilegalmente opera en Guantánamo. Vendiéndose como defensor de los derechos humanos, dio su palabra de que clausuraría esa mazmorra de torturas, pero ya anunció su continuidad.

Las bases militares en Colombia : Obama es bueno para posar ante las cámaras, como lo demostró al recibir con una mano el inmerecido Premio Nobel de la Paz, mientras con la otra ordenaba la instalación de bases militares gringas en Colombia. No le importó la violación de los derechos humanos que comete el ejército colombiano y la impunidad de los grupos paramilitares auspiciados por Álvaro Uribe. Tampoco escuchó el clamor de las naciones suramericanas para que no le metiera más leña al fuego a una región tan conflictiva. Obama demostró que le sirve a los mismos halcones de su predecesor Bush.

Golpe de Estado en Honduras : El gobierno de Obama participó del golpe de Estado contra Manuel Zelaya, apoyó desde su inicio a la dictadura militar contribuyendo a que “ ganara tiempo ”, hasta llegar a las amañadas y sangrientas elecciones de noviembre pasado. Desde antes del golpe ya era evidente la intervención del embajador Hugo Llorens, quien reconoció su participación en reuniones en la que se analizó el golpe de Estado como medida para deshacerse de Zelaya. Obama lo mantuvo en su puesto para que hiciera el trabajo sucio que tanto daño le ha hecho al pueblo hondureño. Ahora llama a reconocer al dictador Porfirio Lobo, “ elegido ” con un 70% de abstención. No importan los muertos, desaparecidos, allanamientos y el cierre de medios de comunicación.

Campeón de la doble moral : Obama mide con una vara las elecciones en Irán, donde acusa a las autoridades de haber cometido fraude electoral, pero con otra muy benevolente apuntala a su gendarme en Afganistán, el títere Hamid Karzai impuesto con la invasión militar, quien cometió un fraude tan escandaloso que la propia prensa internacional ha tenido que denunciarlo. El decepcionante presidente de EE.UU. también aplica la doble moral cuando amenaza al pueblo iraní por el programa de producción de energía nuclear, pero se acuesta con los líderes sionistas que tienen bombas atómicas y ya han usado armas de destrucción masiva contra el pueblo palestino.

La historia apenas comienza, ya veremos qué nuevas sorpresas nos depara la Casa Blanca y su fotogénico inquilino para 2010.

*Sociólogo. gbeluche@prodesarrollocr.com

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