• 16/03/2010 01:00

Los cambios en el PRD

No hay duda de que el Partido Revolucionario Democrático (PRD) es un partido grande, organizado, con militantes comprometidos con un pro...

No hay duda de que el Partido Revolucionario Democrático (PRD) es un partido grande, organizado, con militantes comprometidos con un proyecto de país y una filosofía de gobierno. La fuerza del PRD se ha visto electoralmente y su capacidad en los dos gobiernos que ha presidido. Inclusive, el PRD mostró su garra como partido en oposición durante los gobiernos de Mireya Moscoso y Guillermo Endara, pudiendo así retomar el poder en la siguiente elección.

En mayo del 2009 el PRD perdía la elección presidencial y esta vez, aún con el mayor número de representantes de corregimiento, perdía la mayoría de la Asamblea Nacional de Diputados, la Presidencia de la República y las alcaldías principales del país. El país esperaba ver al PRD nuevamente en su estilo aguerrido, ser oposición. Una oposición constructiva, de propuestas, de críticas basadas en su experiencia y conocimientos. Trágicamente, los resultados hasta ahora muestran otra faceta del otrora valiente partido.

Los primeros seis meses del actual gobierno vieron un PRD deprimido, desconcertado, buscando chivos expiatorios y culpables, incapaz de reorganizarse y liderar la oposición.

Un partido mucho menor, el Partido Popular, empezó con más coherencia su rol opositor y adoptó más rápido su nueva posición política. El PRD se debatía en recriminaciones y autocríticas, el gobierno daba traspiés y cometía errores y exabruptos, pero no había opositores válidos.

Luego empezó el PRD a reorganizarse, solo que quienes estaban buscando liderar la reorganización no podían ocultar su verdadera intención, obtener la ventaja necesaria para lograr la postulación del 2014. No se veía un esfuerzo genuino institucional, se ven claramente las ambiciones de los aspirantes, desde ya, a la Presidencia de la República. Es muy difícil reorganizar un partido si la intención de los que lo deben hacer es otra. Pero la tragedia del partido no para allí: abandonados casi a su suerte, alcaldes electos, representantes electos, diputados en la propia Asamblea. Y es en esa falta de dirección sobre nuestros funcionarios electos lo que peor imagen está dando al partido.

En las diferentes comunas, las peleas internas son obvias. En los distritos de la capital y San Miguelito las pugnas y diferencias han trascendido a los medios. En la capital, cinco concejales se mantienen firmes en oposición, mientras siete se entregaron al oficialismo. En la Asamblea, en medio del segundo debate a la ley tributaria, el jefe de bancada, H.D. Purcait, solicitó el retiro de los siguientes ocho oradores del PRD, aduciendo que la mayoría oficialista iba a aprobar de todas formas la ley. Qué falta de capacidad opositora, botar ese foro que el país seguía por radio y TV y no dejar plasmado en actas y en la mente de los panameños las razones por las que se oponían al proyecto.

Pero no podemos culpar a los electos, yo responsabilizo a la dirección del partido, que no ha sabido coordinar nuestros cuadros, que no les ha brindado el asesoramiento necesario ni la guía que requieren en el marco político partidista. Un partido es más que un instrumento electoral, más que un apoyo para ganar una elección, el partido tiene que ser el eje de la vida política del miembro, organizado para gobernar o bien para, desde la oposición, fiscalizar y garantizar un buen gobierno. Si no dejamos a un lado nuestras ambiciones personales, entonces, aceptaré que el cambio llegó al PRD.. para peor.

*Ingeniero y analista político.marognoni@cwpanama.net

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