• 13/04/2010 02:00

Panamá: destino turístico

El turismo es el área de la economía que más creció en el mundo en la última década. Países como España, Francia, México o Estados Unido...

El turismo es el área de la economía que más creció en el mundo en la última década. Países como España, Francia, México o Estados Unidos hacen de esa actividad una fuente extraordinaria de riqueza y empleo. Igualmente, en lugares tan disímiles como Tanzania, Malasia, Rusia y Jordania se aprovechan del auge y registraron cifras históricas sorprendentes. En Panamá, la actividad turística no estuvo excluida de este fenómeno mundial, pero la falta de políticas activas de desarrollo turístico por parte del Estado y la descoordinación con el sector privado desaprovechó la posibilidad de lograr un crecimiento robusto y consolidado.

Diez años sin promover el turismo interno hicieron que, cuando las condiciones macroeconómicas adversas devenidas por el entorno recesivo en los países industrializados y la devaluación del dólar, Panamá se vio indefensa para dar una respuesta adecuada. Dentro del marco de la agenda nacional, el turismo constituye un área estratégica para el desarrollo económico y social del país, ya que es una actividad que genera una cantidad importante de puestos de trabajo, aumenta el ingreso de divisas, favorece la reconversión de las economías rurales, promueve la conservación del medio ambiente y su tasa de inversión es baja en comparación con otras áreas de la economía, como son los puertos, las telecomunicaciones o la explotación minera.

Apostar al turismo es apostar al trabajo y futuro de los panameños. En un país como el nuestro, con una inmensa biodiversidad y un enorme patrimonio geográfico, la actividad turística es una promesa de expansión y la oportunidad de convertirse en agente modernizador del crecimiento. Para que la implementación de políticas de Estado sea efectiva hay que trabajar con las distintas áreas productivas del país, incluyendo la Autoridad de Turismo, el Ministerio de Gobierno y Justicia, la Policía Nacional, la Secretaría de Comunicación, la Autoridad de Pequeña y Mediana Empresa, la Cámara de Comercio, la Asociación de Hoteleros y Restaurantes, y demás agentes económicos relacionados al sector.

Un turismo interno consolidado asegurará el crecimiento del turismo receptivo internacional. Si a Nueva York llegan 35 millones de extranjeros por año es porque recibe 24 millones de estadounidenses anualmente. La Autoridad de Turismo, a la que deberían estar convocadas todas las instituciones provinciales y municipales, además de las organizaciones y asociaciones del sector privado, cumpliría ese objetivo prioritario si primeramente entendiera que el turista local no es únicamente el de mochila o culecos, sino también el de conveniencias y lujos. El turista social, como también se conoce al que patrulla decente y domésticamente el territorio nacional, dejará de concentrarse en viajes a Miami y las Antillas siempre y cuando encuentre atractivos e interesantes promociones en su propio país.

Hay pocos países del mundo que en estos momentos pudieran ofrecer más de lo que Panamá tiene dentro de sus 77 mil kilómetros cuadrados de geografía nacional. Ríos para el rafting, costas para la pesca, bosques para la observancia de aves, montañas y trechos para excursiones, un Canal para contemplar, playas para el surfing, centros comerciales para compras, etc., conforman una oferta turística que asegura que la actividad se consolide y multiplique.

Nuestros vecinos de Colombia y Costa Rica, quienes histórica y políticamente sí han sabido capitalizar sus respectivas estrategias turísticas, se fundamentan en resaltar lo nacional, lo autóctono y lo propio. Igualmente, su desarrollo hotelero les permite sincronizar los esfuerzos privados con las intenciones gubernamentales, y mancomunadamente han sabido compartir los esfuerzos y los frutos de tal crecimiento y desarrollo. Y a pesar de que ambos países tienen en la actualidad tasas de criminalidad más alta que la nuestra, al final sus nombres no aparecen constantemente en películas como destinos turísticos peligrosos ni en reportajes de paraísos para traficantes.

Un delincuente que robe a un turista en Cartagena, por ejemplo, no sólo es linchado por los propios cartagenenses sino que el incidente pasa automáticamente a las más altas esferas de las autoridades locales. La reprenda y las sanciones de quienes delinquen contra turistas son ejemplares y, por supuesto, bien vistas por los visitantes. Pero en Panamá ocurre todo lo contrario. Las propias autoridades de Aduanas y otros personeros del aeropuerto, en combinación con la Policía de Turismo, planean en concubinato y ejecutan sus fechorías en medio de la oscuridad de un corredor sin protección. Y tras los hechos, ningún funcionario asume su responsabilidad ni se le exige cuenta a nadie. Y al incidente, como uno más de varios, se le pasa página y entra al capítulo del olvido.

Indudablemente, para el aprovechamiento del turismo en Panamá se requiere más que el simple desarrollo de nuevos destinos turísticos o el fortalecimiento de los tradicionales. Es necesario que todo venga concatenado a través de una estrategia de marketing. Este nuevo enfoque generará sus efectos favorables en la tasa de ocupación y en la rentabilidad de la hotelería, en el servicio de transporte y en el surgimiento de las PYMES turísticas, las cuales podrán competir con cadenas hoteleras en sus respectivos nichos o mercados. Igualmente, se requiere de un esfuerzo mixto por parte de la Autoridad de Turismo y del propio sector privado para promocionar nuestro país en el exterior. Sólo así, a través de un enérgico plan de desarrollo turístico, con políticas efectivas y la movilización de todos los actores del sector, se podrá consolidar al turismo como la actividad económica más importante de Panamá del siglo XXI.

*Empresario. lifeblends@cableonda.net

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