• 09/08/2010 02:00

Merecida distinción

El Consejo Académico de la Universidad de Panamá ha dado un paso importante con el reconocimiento especial a uno de los juristas más pre...

El Consejo Académico de la Universidad de Panamá ha dado un paso importante con el reconocimiento especial a uno de los juristas más preclaros y de mayor prestigio que ha tenido nuestro país. Se trata de don Jorge Fábrega Ponce, descendiente de Gil Ponce, nombre que en su honor lleva el Palacio de Justicia panameño.

El 9 de agosto, la misma fecha en que se conmemora el natalicio de uno de los grandes pensadores y juristas panameños de todos los tiempos, don Justo Arosemena, el profesor Jorge Fábrega recibe el Doctorado Honoris Causa.

Como homenaje a Arosemena, este apóstol de la literatura jurídica, los abogados celebramos en esta fecha nuestro día; y es precisamente cuando se hace la distinción a Jorge Fábrega, quien ha sido un formador y preparador de generaciones de abogados, pero que es además jurista por vocación, humanista por orientación cultural, pero, lo más importante, es constructor del actual pensamiento del derecho procesal en Panamá.

Ha sido Maestro de generaciones de profesionales del Derecho; hombre de sólidos valores familiares y caracterizado por su sencillez y humildad.

Nace en Santiago de Veraguas el 19 de abril de 1922; cursa sus primeros estudios en la Escuela Primaria de Santiago. Allí recibe las primeras orientaciones de su abuelo paterno, Calixto Fábrega Morimor, quien había sido dos veces diputado por el Departamento de Veraguas ante el Congreso de Santa Fe de Bogotá, Colombia, además de ser el primer médico graduado en nuestro país en la Universidad de Columbia, Nueva York. Era hijo de una mujer empresaria y dinámica, como lo fue María Ponce, dueña del primer hotel y mejor de esa época: el hoy vetusto Hotel Santiago.

Los estudios secundarios los realiza Jorge Fábrega en México D.F., donde entabla amistad con un gran procesalista, Humberto Briceño Sierra; en tanto que los universitarios los cursa en la Universidad de Panamá, donde se recibe con el primer puesto de honor. Su tesis de grado la hace sobre el ‘El enriquecimiento sin causa’, que a mi juicio ha sido la obra que ha llenado de más satisfacciones al maestro. Y lo manifiesto porque he tenido la oportunidad de asistir con él a congresos internacionales y a librerías jurídicas, y lo primero que pregunta es sobre lo nuevo que hay sobre el enriquecimiento sin causa. Nunca ha dejado de investigar sobre ese tema, a tal punto de que su obra sobre el particular consta de dos gruesos volúmenes.

Tiene Master en Ciencias Políticas por la Universidad de Pennsylvania; Maestría en Derecho Comparado por la Universidad de Estraburgo. Fue escribiente en el Primer Tribunal Superior de Justicia y luego magistrado suplente de ese Tribunal. En la judicatura fue magistrado suplente de la Corte Suprema desde 1970 hasta el 2000. Además, fue presidente del Colegio Nacional de Abogados, y desde allí le tocó dirigir la Comisión de Reformas a la Constitución de 1983, que introduce grandes avances en materia procesal.

Quienes hemos tenido la oportunidad de ser sus estudiantes, sabemos de su sólida formación cultural y de su talento e inteligencia. Sabe conjugar la teoría con la práctica, lo que lo hace un auténtico Maestro, pues sus clases las expone de manera clara, sistemática y amena. Para recordar esta vocación del Maestro, hago mías las palabras del escritor español Miguel Unamuno, quien indica que la pasión que siente el Maestro por enseñar, no es sino la pasión de aprender; el heroico furor del magisterio, no es sino el heroico furor de la disciplina, pues magisterio dice a maestro, lo que disciplina a discípulo, y Jorge Fábrega Ponce ha transmitido a sus discípulos la pasión, la enseñanza y la investigación por el derecho procesal, siendo él quien abriera los caminos a nivel internacional por su prestigio y reconocimiento, por donde hemos podido continuar quienes hemos tenido el honor de ser sus discípulos.

Se trata, pues, de un jurista que prestigia al cuerpo de docentes de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de Panamá, un auténtico Maestro, que nos ha permitido construir lo que es el derecho procesal en nuestro país. Es Presidente Honorario del Instituto Colombo—Panameño de Derecho Procesal, ahora Instituto de Derecho Procesal Panameño, el cual se ha venido caracterizando por la celebración de congresos a los que asisten prestigiosos juristas iberoamericanos, quienes, a su llegada a nuestro país por la primera persona que preguntan es, precisamente, por el gran procesalista panameño Jorge Fábrega Ponce.

Un jurista latinoamericano, un verdadero Maestro y, definitivamente, la persona que ha despertado en mí y en todos los integrantes del Instituto que hoy presido esa pasión por el derecho procesal que nos permite la convivencia pacífica y el respeto a la dignidad humana.

*PRESIDENTE DEL INSTITUTO DE DERECHO PROCESAL PANAMEÑO.

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