• 12/08/2010 02:00

¿Podemos salir de la crisis?

F íjense que hay que matizar cuando nos referimos a la crisis. Casi siempre la connotación es material, crisis económica y social. Ahora...

F íjense que hay que matizar cuando nos referimos a la crisis. Casi siempre la connotación es material, crisis económica y social. Ahora, no obstante, la connotación es anímica: Crisis política o de falta de entendimiento social. Un crecimiento cercano al 5% en el marco de una economía mundial con traspiés recesivos, enorme aumento en la cotización del seguro social, y las más profundas reformas sociales en cuarenta años, además de trascendentales avances tributarios, han permitido un cambio en la calificación de riesgo, que nos permite afirmar que andamos en la dirección correcta.

Algún incauto dirá, que no me canso de mencionarlo. No, no me canso. Porque la palabra crisis, insisto, casi siempre se argumenta sobre condiciones materiales no satisfactorias, y en nuestro país, las condiciones materiales parecen haber avanzado y están avanzando constantemente.

Pero es que el gobierno tiene que entender que las condiciones económicas y sociales, tienen una dinámica propia, distinta y diferente de la dinámica de las condiciones políticas. ¿Cómo Pinochet y Chávez terminaron convocando a referéndums constitucionales, que terminarían haciéndoles daño? ¿Cómo pudo haber un golpe de Estado en 1968, cuando crecíamos a una tasa de 8% anual?

Sencillo: Porque no existe una correlación directa entre crisis política y malestar social y económico, aunque todo el mundo crea que sí lo existe. Al presidente deben dejar de susurrarle al oído que la crítica terminará, como por arte de magia, cuando la gente vea lo que está haciendo su gobierno, porque no es así; esa crítica tiene su propia dinámica, que en parte, no tiene nada que ver con lo que haga y deje de hacer el presidente.

¿Qué sí puede hacer el presidente para aminorar o disminuir o manejar la crisis? Puede crear las condiciones políticas necesarias para abortarla. Puede empezar a ser tolerante con quienes son intolerantes con él. Puede empezar a entender que la Constitución existe para proteger al 10% de las minorías para las que legisla el 10% del contenido de la Constitución, y que de no cuidar ese 10%, el restante 90% se lo va a cobrar para el resto de su vida. Eso es lo que significa ser presidente.

Y, del lado de la oposición, la crisis va a terminar, cuando ella reconozca y acepte el triunfo de Ricardo Martinelli en las urnas, y éste último no se sienta en la necesidad de estárselo comprobando todos los días.

Tenemos el caso inaudito de un presidente que llega al poder, con más convocatoria que cualquier otro desde la época de Remón Cantera, tan solo para que las clases elitistas de este país le hayan declarado la guerra a muerte desde el primer día, sin derecho a tregua ni a demostrar que tenía capacidad para gobernarnos, como en realidad la tiene.

Bocas del Toro demostró dos cosas: Que el gobierno está preparado para lo que sea, y que la oposición pretendía provocar una crisis política que diera lugar a otra constitucional, para darle el primer golpe político al gobierno.

De todos modos se lo dieron. Pero, a un precio muy alto, y con un alto nivel de consciencia del gobierno de lo que está en disputa. O cuando se reanude el partido todos empezamos a jugar bonito, o quién sabe qué hace con nosotros un segundo enfrentamiento.

*ABOGADO.

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