• 18/03/2014 02:48

Grita devastación...

Qué explicación cuerda tiene el poner en dudas la integridad del Tribunal Electoral...?

“Grita devastación. Y suelta los perros de guerra”, Julio César (Shakespeare). 

Me he alejado de temas relacionados con el proceso electoral en esta columna, aunque con frecuencia emito opiniones vía mis trinos, pero he llegado a mi límite de paciencia y rompo mi silencio en este espacio. Ya no puedo permanecer en silencio ante el nivel de peligrosidad que representa para nuestra endeble democracia el nivel de deterioro en que ha caído la propaganda política auspiciada por el partido oficialista. 

Los feroces e infundados ataques de su campaña, me recuerdan el grito de guerra de Julio César en la obra de William Shakespeare, que cito al título de este escrito. No quiero mañana, ante un funesto evento electoral, arrepentirme por sufrir hoy del síndrome de anestesia social, como el gran resto de la sociedad civil nuestra, salvo muy raras excepciones. No comparto su miedo de expresar públicamente sus opiniones. 

En especial, siento temor ante la insistente campaña de los voceros de nuestro gobierno de descrédito al Tribunal Electoral y su magistrado presidente. Una campaña que no tiene razón lógica. ¿Qué explicación cuerda tiene el poner en dudas la integridad del Tribunal Electoral, cuando es la misma organización, sus miembros principales (y uno nombrado por este gobierno) y uso de la misma tecnología que certificaron el triunfo electoral de este gobierno? Veo una estrategia insidiosa de crear en la población, en especial entres sus huestes, un clima de parcialidad partidista del magistrado presidente y supuesto fraude electoral. Ya pronto veremos gritos de guerra de devastación y a la calle a proteger el voto. Eso es extremadamente peligroso para nuestra debilitada democracia. Aun más peligrosa, pues asemeja tácticas chavistas; lo cual da crédito al empleo por parte del partido de Gobierno de asesores de corte chavistas. Se equivocan los criptochavistas que asesoran al gobierno, los panameños no somos chamos ni tontos. Repito, no hay razón lógica para poner en duda al Tribunal Electoral y sus magistrados, que por 12 años han dirigido elecciones, obedeciendo los mandatos populares. ¿Por qué ahora en las postrimerías del proceso electoral atacar su competencia e integridad? Yo percibo un síntoma de neurosis de miedo. 

Irónicamente, la campaña de descrédito al Tribunal Electoral es dañina para el propio partido que la propicia. Si, según ellos dicen, las encuestas vaticinan un seguro triunfo electoral, entonces: ¿qué razón hay para la campaña sucia contra el Tribunal Electoral, sus adversarios políticos y todos los que no están de acuerdo con ellos? Para mí hay solo una razón y es que se ven perdidos. Su reacción es de miedo a perder. Buscan crear la excusa de parcialidad y posible fraude electoral para desacreditar de antemano al Tribunal y, según la veo, la de crear una situación de hecho, estimular y preparar el terreno para futuras acciones, inclusive de fuerza, de sus masas populares ante un supuesto “fraude electoral”. 

¿Qué otra razón puede ser, si están seguros de ganar? Por su supuesto que no podemos permitir que esto suceda. Tenemos que actuar vigilantes y críticos para que esta cuestionable e innoble campaña no surta efectos. Apelo a las mentes sensatas del partido del Gobierno, que sé que las hay, para que rompan su silencio culposo, que actúen por su sentido de Patria y contribuyan a poner coto a las practicas malsanas que propician sus copartidarios y dirigentes. 

Debo expresar, también, que no siento ilusiones en que el Pacto Ético auspiciado por Iglesia Católica tenga algún éxito. Felicito la valiente y noble intención de nuestro arzobispo, pero soy escéptico en que sus esfuerzos den el resultado que propicia. Dudo que el Pacto Ético callará a los voceros del partido de gobierno, sus engranajes genéticos y ventajas pecuniarias que perciben de sus puestos y regalías del gobierno no les permiten cambiar. 

Continuarán siguiendo las órdenes del “Spin Doctor” chavista, que debe estar muy bien pagado, seguramente, el mayor, sino el todo, parte de nuestros impuestos. Además, esos personajes saben muy bien que de triunfar la oposición, cual fuera que sea, la van a pasar muy mal. Han creado tales situaciones de rencor y odio, típicas de los gobiernos autocráticos, y cometido posibles actos de corrupción, que tendrán serias consecuencias de corte penal. 

Hay mucha gente que espera que caigan y ellos lo saben, lo que aumenta su miedo de perder. No tienen lugar en un gobierno democrático serio, por lo que propician todo esfuerzo, aun de fuerza, para mantenerse en el poder, pues solo en un gobierno afín podrán continuar en la impunidad. 

¡Atención Panamá!: no permitas que esto suceda.

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