• 03/05/2014 02:01

Futuro gobierno

‘El voto es la fuerza del pueblo, de los consumidores

Nos enfrentamos a decisiones trascendentales para el futuro de todos. El mundo se mueve entre fuertes corrientes socioeconómicas de bases ideológicas; y nuestra región y nuestro pequeño país están sujetos a presiones, influencias y motivaciones que nos limitan para definir nuestros propios objetivos y rutas de acción.

El capitalismo salvaje, la banca mundial, la OCDE con sus tratados comerciales y préstamos, imponen condiciones a las que es difícil adaptarse y menos crear situaciones que nos puedan favorecer. De allí la importancia de fijar metas y procedimientos locales que puedan ponernos en el camino de determinar nuestras propias soluciones, buscando el bienestar estable para toda nuestra población. La importación de inversiones y de tecnología ha sido la práctica en los últimos años, lo que ha traído un avance en crecimiento económico, con gran parte de dependencia internacional, de traspaso de patrimonios nacionales, endeudamiento y de desequilibrio en la distribución de los bienes producidos.

En la región y aquí han incidido negativamente dos elementos básicos: la ineficacia y la corrupción. La falta de valores, desajustada educación, la crisis de la familia son antecedentes adversos. El abuso del neoliberalismo y las dictaduras, han creado situaciones de injusticias sociales, ilegalidades y, sobre todo, gran confusión para las grandes mayorías. La constitución heredada de la narcodictadura, las medidas antiinstitucionales, el juegavivo, la limitada educación cívica y cultura sociológica y política ideológica han creado un ambiente de mercantilización, desprestigio y negación a la administración pública, a los partidos políticos e inclusive a los procesos electorales.

El tradicional contubernio del capital tranzado entre híbridos civiles y militares de un temor ante una publicidad transnacional por las amenazas de una dictadura del proletariado, nos ha llevado, no tanto a una dictadura del empresariado, sino a un comercial colonial fascismo, que ha sido la expresión de la versión salvaje del neoliberalismo en gran parte del continente, con sus consecuencia de injusticia social.

La orientación de desarrollo social para América Latina es el camino que en la historia contemporánea va cobrando realidad. Nuevas rutas realmente democráticas, basadas en la superación educativa, en la equidad y solidaridad de las gentes, dándole posibilidad de progreso a todos los estratos de la población. Porque este continente es para todos, sin exclusiones. Donde los pequeños y medianos empresarios actúen contribuyendo a la producción nacional sin tener necesidad de abandonar su país.

Este sector tiene que integrarse al trabajo colectivo, recibiendo el apoyo tecnológico y crediticio del Estado, dando oportunidad a la creatividad, a la autoestima y a la dignidad de cada ciudadano. Con los productores, trabajadores y profesionales, distribuidores, excluyendo todas las formas de corrupción, de explotación, de especulación, de engaños, de fraudes, de impunidad y todas sus variantes.

De allí la importancia de la reglamentación y regulación de esas actividades bajo una dirección social, incluyendo los precios al consumidor. Trágicas y negativas han sido las experiencias del comportamiento de sectores oportunistas que llegaron al poder por la violencia militar o por el derroche de dinero para mantener al país bajo un ‘pro mundi beneficio’ y una desigualdad social, que, además de injusta, es peligrosa para la estabilidad humana y social del país.

Nuestra fuerza está en la capacidad de nuestra gente y en aprovechar los beneficios de nuestra posición geográfica. Pero insisto en que nuestra lucha generacional es el objetivo principal, y tiene que ser: ‘pro mundi servicio, para Panamá beneficio’.

El voto es la fuerza del pueblo, de los consumidores. Es su libertad, es su futuro, es su nacionalismo y su efectivo desarrollo social. No solo es llegar a tener poder.

MÉDICO

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