• 14/03/2015 01:00

El desafío de la educación

Este problema se proyecta en los niveles de educación superior

La actual situación por la que atravesamos como país, no es más que un reflejo de las deficiencias en el sector educativo y social que padecen los sistemas de formación panameña, los cuales responden a carencias estructurales desde hace varias décadas y que han desafiado a todos los Gobiernos en consecución, afectando nuestra competitividad como nación.

Según la última participación para Panamá en 2009 en el PISA, un examen realizado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), dirigido a alumnos de 15 años para determinar su nivel en comprensión de lectura, ciencias y matemáticas, los cuales se ejecutan cada tres años, y cuyos resultados registran a Panamá en la posición 62 de 65, produjeron en las autoridades educativas el retiro para los años siguientes de esta prueba, debido a la evaluación tan baja y preocupante, quedando en consecuencia por debajo del nivel 2. Este nivel indica dificultad en la comprensión básica necesaria del material de lectura, afectando negativamente las habilidades esenciales requeridas para participar efectiva y productivamente en la sociedad.

Este problema se proyecta en los niveles de educación superior. Educación que cumple un papel estratégico en el proyecto de desarrollo económico, social y político del país, pero que ha tenido un retroceso de baja calidad consecuente de la educación de los niveles inferiores, y tal como se pone de manifiesto el desinterés producido por las altas autoridades competentes al observar que cada año se baja el índice académico requerido para el ingreso a las universidades públicas. Por otra parte, las universidades privadas ni siquiera tienen prerrequisitos o exámenes de pre-ingreso, donde las habilidades y competencias exigidas sean adecuadas para cursar el programa formal de la carrera, limitándose al cumplimiento satisfactorio de formularios y documentación.

Aunado a esto, cabe señalar que la educación universitaria panameña no sincroniza los programas con resultados académicos, haciendo manifiesta la urgencia en que las universidades construyan una visión de futuro alejada de intereses económicos (por ganancias generadas por la alta tasa de inscripción) y que oriente sus esfuerzos en el desarrollo, a través de la consolidación de los programas de formación e investigación que son estratégicos y necesarios para alcanzar metas viables que se fije la sociedad.

*ESTUDIANTE DE MAESTRÍA EN GERENCIA ESTRATÉGICA, UNIVERSIDAD INTERAMERICANA DE PANAMÁ.

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