• 11/09/2015 02:00

¡Los cinco mártires claman justicia!

Hoy se conmemora el cuarto aniversario del asesinato de cinco panameños de origen chino que habían sido secuestrados

Hoy se conmemora el cuarto aniversario del asesinato de cinco panameños de origen chino que habían sido secuestrados, sin que sus homicidas hayan sido detenidos. Discurso de este autor el 30 de septiembre de 2011 en honor de los Cinco Mártires de La Chorrera en la Universidad de Panamá.

Estamos congregados en la Facultad de Administración de Empresas y Contabilidad para manifestar los sentimientos de la comunidad universitaria, del pueblo panameño y de las congregaciones chinas y panameñas de origen chino en torno a uno de los actos más dolorosos, trágicos y lamentables que hayan ocurrido en nuestra historia y que han estremecido nuestras fibras más íntimas.

Cinco jóvenes, que responden a los nombres de Yesenia Argelis Lou Kan (18), Georgina Lee Chen (18), Joel Liu Wong (19), Samy Zeng Chen (19) y Young Wu Ken (27), fueron secuestrados y asesinados, de manera irracional, cruel e incomprensible, en La Chorrera entre octubre de 2010 y septiembre de 2011.

Irracional, porque todo homicidio lo es y porque este crimen premeditado y ejecutado a sangre fría, lo es de manera repugnante en vista de lazos de amistad existentes entre victimarios, víctimas y familiares.

Asesinato cruel, porque estos homicidios revelan la inexistencia de compasión hacia las víctimas, que fueron maltratadas, abusadas y martirizadas, y que carecían de toda posibilidad de proteger sus vidas y honras ante un salvajismo despiadado.

Asesinato incomprensible, porque en once meses nuestras autoridades no fueron capaces de rastrear y neutralizar a los malhechores, pese a que los allegados a las víctimas aportaron evidencias y señales precisas del sitio donde éstas se encontraban aherrojadas, gracias al GPS del celular de una de las víctimas.

Asesinato incomprensible, porque nuestras autoridades no fueron capaces de interceptar una llamada telefónica que hizo el asesino a los familiares durante una hora, pese a que éstos aportaron el nombre y la nacionalidad del principal sospechoso.

La explicación oficial del fracaso es que los investigadores antisecuestro no tenían la tecnología ni los recursos necesarios; sin embargo, esa incapacidad no les impidió solicitarles a los familiares que guardasen silencio dizque ‘para no entorpecer las investigaciones'. ¿Cuáles investigaciones? Hipócritamente acusaron a los familiares de las víctimas de no cooperar y ser ‘cerradas' con las ‘autoridades'.

Lo que ocurre, por supuesto, es que el Gobierno (de Martinelli) tiene otras prioridades que atender por encima de la seguridad pública y ciudadana.

El ministro de Seguridad, José Raúl Mulino, fue interpelado en la Asamblea Nacional cuando rindió informe en torno a la adquisición de lanchas, helicópteros, aviones y equipos. Se asignaron cientos de millones de dólares para dotar a las fuerzas antinarcóticos y bases aeronavales, con el fin de combatir el narcotráfico, especialmente el que fluye a Estados Unidos.

Pero, ¿por qué Panamá tiene que combatir y subsidiar la guerra contra el crimen y la delincuencia en Estados Unidos y no tenía los centavos que hacían falta para rastrear una simple llamada? La razón es que la seguridad internacional de Panamá no es ya una atribución de nuestra política exterior, sino un acápite de la seguridad nacional de Estados Unidos.

Como ha dicho el sabio Lao Tse, lo que ocurre es que el Gobierno perdió hace tiempo el Tao —el Camino— y no oye los sonidos, el río de la Patria. Dice Lao Tse: Cuando el Tao se olvida, deber y justicia degeneran. Entonces, la sabiduría y la sagacidad, se pierden bajo la hipocresía.

Cuando se deshacen las relaciones familiares, el respeto y la devoción degeneran. Cuando una nación cae en el caos, han de nacer la lealtad y el patriotismo.

Hoy nos hemos congregado aquí para rendir homenaje a cinco víctimas de la violencia. En sus nombres y recuerdos plantaremos cinco árboles de guayacán como testimonio imperecedero de nuestra solidaridad con cinco panameños que estaban a punto de despegar hacia el futuro y que lo hicieron hacia la Eternidad.

Cuando sembramos árboles, a sabiendas de que nunca nos cobijaremos bajo su sombra, es que hemos aprendido a crecer. ¡Que estos guayacanes simbolicen nuestro crecimiento espiritual como Nación y representen nuestro rechazo a toda forma de violencia, sea económica, política, cultural o racial!

A los deudos de los Cinco Mártires de La Chorrera, les dedicamos este pensamiento de Leonardo Da Vinci: ‘Como un día bien empleado procura un dulce sueño, así una vida bien utilizada, conduce a una dulce muerte'.

Como dice Lao Tse: ‘Las cosas dulces de la vida superan a las amargas'.

ANALISTA INTERNACIONAL Y ESCRITOR.

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