• 11/06/2016 02:02

Educación en salud

La base de la salud en la sociedad es la educación preventiva. Es cultura. Es higiene. Es desarrollo social

La base de la salud en la sociedad es la educación preventiva. Es cultura. Es higiene. Es desarrollo social. Es justicia económica. Es calidad de vida psicobiosocial. Es conciencia social. Es información científica, psicológica y sociológica. Es honestidad. Es eficacia. Es solidaridad. Es la felicidad. Es el placer de vivir. No solo la ausencia de enfermedad. Ni el despilfarro monetario. Ni los excesos consumistas. Ni la violencia como fuerza autoritaria. Ni la explotación del prójimo. Ni muchas publicidades coloridas engañosas. Ni la ignorancia. Ni los grandes ‘gastos ' de elegantes megaingenierías.

Sí, la imagenología, la robótica, la neurociencia, los trasplantes son heróicas hazañas de la medicina tecnológica moderna que la ciudadanía valoriza. Pero aún mejor, es NO enfermarse. Es más económico, menos invasivo, menos riesgoso, menos complicado y más sencillo, al alcance de todos. La salud es la vida, creación divina. Es toda la sabiduría de la naturaleza, eterna y universal. Es el invento máximo del tiempo, el ser humano en su evolutiva perfección. Conservar la salud es la ética real.

Esto es también conservar el ambiente, no caer en la contradicción de que nosotros mismos inventemos las condiciones de promover las toxinas sociales, las luchas fratricidas, las enfermedades, y la muerte. Lo nuestro tiene que ser inventar las mejores situaciones de vida, contribuir a la felicidad general, a compartir y producir bienestar para todos, amor. Con la belleza del arte, paz, satisfacción, placer y felicidad.

La vida, como concepto eterno mantenido en nuestro tiempo humano, es la REPRODUCCIÓN. De las diferentes fórmulas de multiplicación en la naturaleza. La nuestra es la sencilla de intercambiar valores biológicos, genéticos y sociales es la sexualidad, el amor y la familia. La mujer ama, disfruta, goza y crea en su interior el germen de la vida y la humanidad.

Superar las distorsiones de la competitividad, la violencia, la envidia, los celos de Caín y Judas. Y el engaño, la malicia y la liviandad supuestamente de Eva. Los males básicos primitivos. El bien y el mal. Pero también el trabajo, la previsión, la educación, el guardar, el protegerse y proteger, al concepto de responsabilidad, respeto ajeno. La inteligencia, creatividad, los deseos, la líbido, punto inicial de la reproducción. Los estímulos y respuestas sexuales fisiológicas, reales y normales, la unión de parejas, los hijos, la familia y todo lo que es la sociedad.

Súmele los siglos de aprendizaje, investigación, ensayo y error. Y entre más conocemos, descubrimos que aún faltan muchos misterios, vacíos, empirismos y dogmas que tenemos que superar. Aun preguntas como de dónde venimos y a dónde vamos. La vida espiritual, las almas, los sentimientos, las emociones, la energía. La fe satisface y la ciencia intenta avanzar.

Los psicólogos, la neurociencia, las religiones siguen aportando conocimientos y verdades para aclararnos las inquietudes de nuestras limitaciones en entender y aprender a vivir. Los maestros y los padres tienen esa responsabilidad. De allí la importancia de la Escuela de Padres y Madres en los programas educativos. Los pedagogos buscan las fórmulas más efectivas de educar. Los científicos de aportar nuevos conocimientos. Los sociólogos y religiosos de adaptar y adoptar las más reales y efectivas formas de satisfacer las necesidades humanas. Todos con la más elevada y altruista intención de mejorar la calidad de vida de todos y evitar los errores y fallas que aún cometemos. Todos queremos lo mejor para nuestros hijos. No existen negativas intenciones.

El aborto, las disfunciones sexuales, las enfermedades de transmisión sexual, la constitución de parejas inadecuadamente estructuradas, los embarazos no programados, la intolerancia son los elementos que tenemos que evitar y desde siempre la educación es el camino.

Los temas de profunda discusión son la iso sexualidad (homos y lesbianas), el aborto, la anticoncepción no natural (la abstención total y la abstención según ovulación, no tienen control artificial) y allí surgen las polémicas en todas las culturas que deben ser consideradas y evaluadas en altos niveles locales.

Temas de ética, la última decisión es la materna adecuadamente informada, conociendo sus opciones y psicológicamente orientada. El equipo de salud obstétrica, entrenado con los recursos adecuados, tiene que decidir a conciencia su actuación, para mantener la vida de seres embriones viables y madres. Todos los embriones tienen derecho a la vida, excepto cuando el riesgo materno y el fetal sea peligro de muertes.

MÉDICO Y EX MINISTRO DE ESTADO.

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