• 23/04/2017 02:00

¿Cómo el incremento de 1,5 °C afectaría a Panamá?

Esta es responsabilidad tanto tuya como mía.

En las últimas décadas, se ha proliferado información con base a la existencia de un desajuste climatológico que tiene, entre muchas de sus consecuencias, una mayor frecuencia de catástrofes naturales y, a su vez, el aumento de la temperatura. Por esta razón, pensar en función de un solo país es una mentalidad errada, puesto que en la atmósfera no existen líneas limítrofes que regulen y justifiquen nuestro crecimiento descontrolado.

Panamá es un claro ejemplo de dicha afirmación, puesto que, a pesar de producir pocas emisiones de CO2, sufre, en gran escala, las consecuencias del desorden climático a través de las prolongaciones del Fenómeno de El Niño, observado en los últimos años.

Aún así, es importante reconocer de dónde provienen nuestras emisiones para comprender cómo nos afectarán en caso de no mitigar nuestras malas acciones y conductas. Siendo las tres principales fuentes de emisiones de dióxido de carbono en Panamá, según el Ministerio de Ambiente, el uso de gasolina y diésel para vehículos, la deforestación y la modificación del suelo para uso agrícola y desarrollo urbanístico; es fácil comprender el reciente Acuerdo de París, que establece que el mayor problema atmosférico por enfrentar, globalmente, es el incremento de la temperatura promedio en 1,5 °C (mínimo).

Un alza en la temperatura significa mayor evaporización del agua. En otras palabras, las 52 cuencas hidrográficas del país disminuirían su nivel de concentración de agua dulce. Me parece oportuno examinar una de estas cuencas, que quizá sea la de mayor importancia para la población y la economía del país: la cuenca hidrográfica del Canal de Panamá.

Esta cuenca suministra el recurso hídrico a más de una tercera parte de la población y genera 120MW al consumo nacional de energía eléctrica; además permite el paso de grandes buques por el Canal al proporcionar el calado óptimo para las transportaciones.

La disminución de agua en los embalses de esta cuenca representaría dificultad de abastecimiento de agua potable y energía eléctrica y perjudicaría la rentabilidad de la ruta interoceánica para las transportadoras multinacionales.

Adicional a ello, el incremento de la temperatura, sinónimo de sequías y de mayor frecuencia de fenómenos como el de El Niño o La Niña, afectaría también al sector primario de Panamá, ‘garantizándole' al productor pérdida en sus cosechas y desmejoras en la calidad del producto.

Cuidar nuestras cuencas hidrográficas es salvaguardar nuestra calidad de vida y la belleza de un paisaje natural que revitaliza nuestro existir, es despertar la fantasía y trascender el presente a un mejor mañana para las próximas generaciones. Esta es responsabilidad tanto tuya como mía.

ESTUDIANTE, TERCER LUGAR DE ORATORIA PANAMÁ 2016.

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